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Desde la noche del pasado sábado, una multitud de venezolanas y venezolanos empezaron a formar largas colas en los centros de votación tanto de la capital como del interior del país, con la intención de emitir sus votos temprano el domingo.
Este 28 de julio, Venezuela afronta unas elecciones cruciales, las más significativas en los últimos 25 años. Este período ha estado marcado por el dominio del chavismo madurismo, acompañado de una persistente crisis política, social y humanitaria, y el éxodo de casi 8 millones de venezolanos en busca de oportunidades ausentes en su nación.
En Mérida, María Linares, de 66 años, ha estado en la fila desde las 11:00 pm con su nieto y su hijo para votar. «Es la primera vez que lo hago y me siento muy emocionada. El resto de mis hijos se fue del país. Y el mayor se quedó conmigo para no dejarme sola. Por ellos todos estoy aquí. Esta vez sí lo lograremos».
José Hidalgo, residente de Cabudare, estado Lara, ha tomado la iniciativa de distribuir café y pan con queso a quienes esperan desde las 10:00 pm afuera del centro de votación. «Salir de este régimen es un trabajo en equipo. Y aquí estamos para ayudarnos. Yo he traído hasta sillas y colchonetas de mi casa para que la gente esté un poco más cómoda», comenta el ingeniero de 33 años, quien prefiere ser identificado solo por su primer nombre.
Por su parte, Graciela Leal, de 25 años, regresa a Maturín después de 6 años en el extranjero para votar. «Mis papás murieron y no pude venir, mis hermanas se casaron y no pude venir. Mis sobrinos nacieron y no los conocía. Y hoy estoy aquí, con todo el sacrificio, para votar por ese país que quiero y sueño», expresa emocionada. Graciela, quien actualmente reside en Orlando, y sus hermanas prepararon arepas para compartir en el centro de votación, donde ya unas 60 personas se encontraban haciendo fila cerca de las 11:00 pm.
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