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Gases potencialmente dañinos para la salud, como el dióxido de nitrógeno (NO2), el dióxido de azufre (SO2) y el monóxido de carbono (CO) son los de mayor presencia entre las emisiones de fuentes fijas contaminantes de las principales ciudades de Cuba, reconoció el régimen.
A través del diario oficialista Gramma, en entrevista con Rosemary López Lee, investigadora titular y jefa del Centro de Contaminación y Química de la Atmósfera (CECONT), del Instituto de Meteorología de la Isla, la funcionaria reconoció que esos tres peligrosos contaminantes están «asociados a la quema de combustibles fósiles», detalla el portal web Diario de Cuba.
López Lee indicó además que resaltan entre los gases venenosos detectados en el monitoreo del aire a nivel nacional «las emisiones de material particulado PM 10 y PM 2,5, y los compuestos orgánicos volátiles diferentes del metano».
La funcionaria precisó que, según las investigaciones realizadas a lo largo de los años en la Isla, las ciudades con los peores niveles de calidad del aire son Mariel, Nuevitas, Moa, La Habana, Santiago de Cuba, Cienfuegos y Matanzas.
«Le siguen, con el rango de malo, Santa Lucía, Santa Clara, Camagüey, Holguín y Nicaro, mientras clasifican como deficiente en Pinar del Río, Artemisa, San José de las Lajas, Cárdenas, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Las Tunas, Bayamo y Guantánamo», señaló López Lee.
Ese inventario coincide en algo que la prensa oficialista de la dictadura no menciona: en los territorios más contaminados hay industrias de minería (Moa en especial) y, sobre todo, termoeléctricas que suelen quemar petróleo producido en la Isla, cuya alta concentración de azufre y otras sustancias dañinas es de sobra conocida.
El régimen de cuba despreocupado
No es primera vez que Granma se refiera el problema. En 2022, en un artículo similar, la propia López Lee describió un panorama casi idéntico. También en esa ocasión las causas de la contaminación fueron achacadas a «los errores de planificación territorial en cuanto a la ubicación de los asentamientos urbanos e instalaciones fabriles; el uso de tecnologías obsoletas, sobre todo en la industria y el transporte, junto a la carencia de sistemas de tratamiento eficientes y la reducida disposición de normas técnicas regulatorias».
Pero desde entonces no solo no ha disminuido la ya de por sí grave situación ambiental antes descrita. A partir de 2019, de hecho, empeoró, si bien las autoridades y medios oficiales de la Isla no lo han mencionado. En ese año, La Habana contrató a la empresa turca Karadeniz Holding patanas de generación de energía cuyo potencial contaminante es bien conocido, al punto de provocar conflictos políticos en países vecinos, como República Dominicana.
Pese a tales antecedentes, las cinco de esas plataformas generadoras de energía eléctrica a partir de fuel oil que hoy operan en la Isla están en tres de los puntos de mayor contaminación mencionados por Granma: Mariel, Santiago de Cuba y La Habana.
En el propio 2022 se produjo en Matanzas, otra de las ciudades de mayor contaminación del aire en Cuba, el desastre ambiental de origen industrial más destructivo de la historia en la Isla: el incendio en la terminal de supertanqueros aledaña a la Termoeléctrica Antonio Guiteras. Allí miles de barriles de combustible ardieron durante más de una semana.
Un desastre ambiental en Cuba
A propósito de ese suceso, el médico cubano Miguel Ángel Ruano Sánchez advirtió que lo ocurrido era «un verdadero desastre ambiental de alta proporción y gravedad», al tiempo que alertó que las tibias advertencias del Ministerio de Salud Pública sobre la situación eran «el colmo de la desinformación».
El profesional, miembro del independiente Gremio Médico Cubano Libre, señaló que «la inhalación de material particulado generado por los hidrocarburos en combustión puede producir derrame pleural (líquido alrededor de los pulmones), neumotórax (pulmón colapsado), e infecciones bacterianas secundarias».
«La intoxicación por humo de alta toxicidad a partir de las sustancias que ya están en el aire desde hace días es material particulado o PM 2,5, por su diámetro de incluso menos de 2,5 micrómetros, un diezmilésimo de pulgadas (inferior al grosor de un cabello humano)», señaló.
Y especificó: «Las partículas entran en los ojos y los pulmones, generando bronquitis y neumonía, inflamación (hinchazón) y sangrado. PM significa material particulado (también llamado contaminación por partículas), el término para una mezcla de partículas sólidas y gotas líquidas que se encuentran en el aire», aclaró.
FUENTE: REDACCIÓN/ Diario de Cuba
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