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Residentes ansiosos por ver qué había sido de sus propiedades tras el incendio de Palisades del 7 de enero esperaron en sus coches durante horas el martes para volver a sus barrios después de que los funcionarios levantaron las últimas órdenes de evacuación.
Una fila de vehículos se extendía a lo largo de la Pacific Coast Highway y los conductores avanzaban lentamente hacia un estacionamiento junto a la playa en Santa Mónica, donde debían mostrar una identificación para recibir un permiso que les permite entrar a la zona quemada y revisar lo que quedó de sus hogares calcinados. Deben salir del área al anochecer porque sigue vigente un toque de queda.
Las autoridades habían permitido que los residentes de ciertos vecindarios regresaran desde la semana pasada, aunque se requerían escoltas policiales. El lunes por la tarde, la ciudad levantó todas las órdenes de evacuación restantes y eliminó el requisito de escolta.
El sol brillaba después de la primera tormenta significativa de la temporada, que trajo lluvia que ayudó a los equipos de bomberos, pero también aflojó las laderas quemadas y causó que cenizas y lodo fluyeran por las calles. No se reportaron problemas mayores.
Los bomberos estaban cerca de contener completamente el incendio de Palisades y el cercano incendio de Eaton, que también comenzó el 7 de enero durante los fuertes vientos de Santa Ana.
Se instó a los residentes que regresaban a usar equipo de protección. Los funcionarios de salud advirtieron que los vecindarios están llenos de ceniza tóxica que es una mezcla de autos incinerados, electrónicos, baterías, materiales de construcción, pinturas, muebles y otros artículos domésticos. Contiene pesticidas, asbesto, plásticos y plomo.
Los funcionarios de la ciudad y el condado de Los Ángeles aceleraron la semana pasada los esfuerzos de limpieza y otras medidas destinadas a mitigar los impactos ambientales de los contaminantes relacionados con el fuego, y un comunicado de la Casa Blanca dijo que el presidente Donald Trump ha dirigido a los funcionarios federales para ayudar a las autoridades locales.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) ha designado un parque federal al este de Los Ángeles como sitio de almacenamiento temporal para los materiales peligrosos dejados por los incendios.
Sin embargo, los funcionarios electos locales se oponen a la elección del sitio, expresando preocupaciones de que el Parque Lario en el Valle de San Gabriel podría convertirse en un vertedero tóxico permanente.
“Aunque reconozco la importancia de abordar las secuelas del incendio y asegurar la disposición adecuada de los desechos peligrosos, este proyecto federal no ha incluido la consulta ni la consideración de las comunidades locales que serán directamente afectadas”, dijo la supervisora del condado de Los Ángeles, Hilda Solis, en un comunicado el lunes.
Solis y otros están preocupados de que los residentes podrían estar en riesgo si los materiales peligrosos contaminan el aire o se filtran en el agua subterránea utilizada por cientos de miles de personas.
La EPA dijo que tomaría medidas para reducir esos riesgos transportando los desechos fuera del área regularmente.
“La EPA hara un monitoreo del aire en el perímetro, y un camión de agua rociará tres veces al día para controlar el polvo”, dijo un comunicado de la EPA. “Los desechos serán empaquetados adecuadamente y retirados del sitio diariamente, sin entrar en contacto con el suelo”.
El incendio de Palisades, el más grande de los incendios de la región, había alcanzado un 95 % de contención el martes después de destruir más de 6.800 estructuras y matar al menos a 12 personas. El incendio de Eaton, que estalló cerca de Altadena y ha matado al menos a 17 personas, estaba contenido en un 99 %.
El incendio de Hughes, que se inició al norte de Los Ángeles la semana pasada y provocó órdenes o advertencias de evacuación para más de 50.000 personas, estaba casi contenido.
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