Los venezolanos han pasado los últimos siete años escuchando la palabra sanciones. También llamadas «medidas coercitivas» por el Gobierno de Nicolás Maduro. Detrás de las sanciones están quienes las apoyan, porque son el castigo idóneo para «ejercer presión» a Maduro, y están quienes afirman que no es el camino para lograr el ansiado «quiebre» en el Gobierno. Entre números, estudios y hechos, decenas de economistas han dado su opinión sobre la estrategia que hasta el día de publicación de este reporte no han consolidado el cambio político en Venezuela.
Pero sí han traído consecuencias económicas, políticas y sociales. El siguiente trabajo expone las implicaciones de un álgido debate sobre el impacto de las sanciones en la migración venezolana, y los alegatos del equipo conformado por el economista Francisco Rodríguez, profesor en la Universidad de Denver, junto con los investigadores Giancarlo Bravo y David Rosnick, del Center for Economic and Policy Research (CEPR) y la Fundación Petróleo por Venezuela, quienes refutaron los hallazgos de un trabajo reciente de Dany Bahar y Ricardo Hausmann que sugiere que el alivio de sanciones contribuyó al aumento de la migración venezolana hacia el país norteamericano.
Las primeras sanciones financieras impuestas a Venezuela fueron firmadas por el presidente de Estados Unidos, el 25 de agosto de 2017. A la fecha han pasado más de 2.798 días. En aquel entonces, la Casa Blanca apostaba al «quiebre» de Nicolás Maduro al restringir el acceso de Venezuela al mercado de deuda estadounidense, prohibir las negociaciones sobre nuevas emisiones de deuda y de bonos por parte del gobierno de Venezuela y de Petróleos de Venezuela.
El artículo, titulado ¿El alivio de sanciones impulsó la migración venezolana a Estados Unidos? Una reevaluación de los resultados de Bahar y Hausmann, examina detalladamente el análisis reciente de Dany Bahar y Ricardo Hausmann, publicado por el Centro para el Desarrollo Global (Center for Global Development, CGD). Bahar y Hausmann argumentan que mayores ingresos petroleros en Venezuela —que interpretan como un proxy del alivio de sanciones— se correlacionan con un aumento de la migración hacia Estados Unidos, sugiriendo que las sanciones podrían, en realidad, reducirla.
«Las pruebas empíricas presentadas en este documento sugieren que los mayores ingresos petroleros en Venezuela están asociados a un mayor -y no menor- número de cruces en la frontera suroeste de Estados Unidos. Esta conclusión tiene importantes implicaciones para el actual debate político sobre las sanciones al régimen venezolano. Nuestros resultados contradicen la idea de que las sanciones económicas aumentarían los flujos migratorios hacia Estados Unidos», suscribe la versión PDF del paper visto por El Cooperante. «De hecho, los datos muestran la relación opuesta: cuando disminuyen los ingresos petroleros de Venezuela (como cabría esperar en caso de sanciones más estrictas), los flujos migratorios hacia Estados Unidos aumentan. sanciones más estrictas).
El equipo conformado por Francisco Rodríguez, Giancarlo Bravo y David Rosnick expuso en un artículo que el estudio que llevó a la conclusión sobre la migración venezolana hacia Estados Unidos tenía un importante error, inclusive Hausmann y Bahar lo reconocieron públicamente. Sin embargo, afirmaron que este error no cambiaba la conclusión del paper.
En conversación telefónica con El Cooperante, Rodríguez expuso que la conclusión de Hausmann y Bahar se basaba en un error de codificación: el estudio original utilizó una transformación estadística inusual —una duodécima diferencia— en lugar de diferencias interanuales convencionales. Al corregirse este error, la supuesta relación desaparece. Al tiempo que, subrayó que Bahar y Hausmann omitieron controlar por las condiciones del mercado laboral estadounidense, que mejoraron sustancialmente durante el período analizado y que están fuertemente correlacionadas con los precios del petróleo.
“Lo que parecía un efecto causal de los ingresos petroleros venezolanos es en realidad una correlación espuria que refleja la influencia de factores de demanda en Estados Unidos sobre los flujos migratorios”, señaló Rodríguez. “Afirmar que las sanciones reducen la migración con base en este análisis es metodológicamente insostenible: no solo hay un error de codificación, sino que no se considera el factor más obvio detrás del aumento migratorio, que es la recuperación del mercado laboral estadounidense”.
Por su parte, David Rosnick añadió que «basar decisiones de política pública en evidencia defectuosa o empíricamente débil puede llevar a conclusiones profundamente erróneas. Las sanciones buscan afectar economías. Es esperable que generen más pobreza y más migración. Un mal estudio no cambia esa realidad”.
Asimismo, advirtieron sobre otras debilidades fundamentales en el análisis de Bahar y Hausmann: el análisis se basa en una muestra limitada de 48 observaciones mensuales de encuentros de venezolanos en la frontera suroeste de EE. UU., un dato que no capta adecuadamente la relación entre condiciones económicas internas en Venezuela y la migración, dado que muchos de esos migrantes habían salido del país años antes.
Errores corregidos, misma conclusión
El viernes 11 de abril, Bahar y Hausmann publicaron una versión revisada de su working paper en la que reconocen el error de codificación señalado por Rodríguez, Bravo y Rosnick. Sin embargo, siguen afirmando que sus conclusiones se mantienen; pero los nuevos resultados cuentan otra historia: de seis especificaciones econométricas presentadas en la versión corregida, ninguna es significativa al 5 %, ni siquiera las que los autores consideraban más confiables. En ciencias sociales, esta ausencia sistemática de significancia estadística se interpreta como falta de evidencia de relación causal, apuntó Rodríguez.
“Más allá de los problemas estadísticos, los datos utilizados no son adecuados: se trata de personas que cruzan la frontera ahora, pero que abandonaron Venezuela hace años. Es el conjunto equivocado de datos para medir el efecto de sanciones. La política de sanciones tiene efectos reales sobre millones de personas. Debe estar basada en evidencia sólida y en análisis rigurosos. El estudio original de Bahar y Hausmann no cumplía con ese estándar. Su versión revisada tampoco lo hace».
Dany Bahar publicó en su cuenta X, antes Twitter, el 15 de abril, que él y Bahar actualizaron el estudio sobre Venezuela, las sanciones y la migración hacia la frontera suroeste de Estados Unidos.
«La principal conclusión se mantiene: no encontramos evidencia de que una reducción en los ingresos petroleros en Venezuela aumente la emigración hacia Estados Unidos», suscribe el texto del segundo mensaje en la red social. «Esta nueva versión corrige un pequeño error de codificación en el borrador anterior. Pedimos disculpas por ese error. Tras la corrección, los resultados siguen siendo consistentes -lo cual no sorprende con una muestra pequeña-, pero respaldamos firmemente nuestros hallazgos. Incluso aplicando una interpretación más conservadora de nuestros resultados, el punto clave es que no hay evidencia de una relación negativa entre menores ingresos petroleros y emigración», sentenció.
Hausmann reconoció que tomaron nota del error visto por Francisco Rodríguez, al compartir el hilo de Bahar en X.
«Dany Bahar y yo produjimos un paper que muestra que las sanciones petroleras no explican la migración de venezolanos. Argumentamos que es la falta de esperanza. Francisco Rodríguez encontró un error en nuestro código. Lo corregimos, pero las conclusiones no cambian», posteó.
Al finalizar el hilo, Dany Bahar sugirió que Francisco Rodríguez buscaba «likes» al apuntar los errores del estudio.
«Agradezco mucho el interés en nuestro trabajo en curso y todos los comentarios; pero agradezco menos los ataques personales, el lenguaje descalificador y el tono condescendiente como parte de la crítica. Puede que funcione para obtener likes en redes, pero es innecesario».
El Cooperante contactó a Ricardo Hausmann y a Dany Bahar para esta nota, pero no obtuvo respuestas.
Respecto a la corrección insuficiente al estudio, Francisco Rodríguez sostuvo que lo que están haciendo es «deshonesto», ya que los resultados no son representativos para afirmar que las sanciones no contribuyen a la migración venezolana hacia Estados Unidos.
«A pesar de corregir el error afirman que los resultados no cambian, es algo que no tiene sentido ni lógica. En la principal tabla de resultados de ellos, ninguno de esos datos es estadísticamente significativo a niveles aceptables. Esto lo que quiere decir en econometría es que un coeficiente puede ser estadísticamente significativo a niveles convencionales si tiene un nivel de significación del 5 % o menor. Esta correlación entre las variables tiene una probabilidad de menos del 5 % de haber ocurrido, simplemente como casualidad y si es una probabilidad tan baja quiere decir que la relación es genuina y que efectivamente estás identificando algo que están los datos, pero ellos no logran superar el nivel del 5 % en ninguna de ellas».
«El punto es que hicieron algo bastante deshonesto, corrigieron porque cometieron el error y tuvieron que aceptarlo, pero están diciendo algo que no tiene base que es que sus conclusiones se mantienen a pesar de que sus resultados han cambiado», sentenció.
¿Qué impulsa la migración si no son las sanciones?
Según Bahar y Hausmann lo que impulsa a los venezolanos a abandonar el país es la «desesperanza política».
«Nuestros resultados apoyan la hipótesis de que lo que impulsa a los venezolanos a abandonar su país no son solo las dificultades económicas, sino la desesperanza política. venezolanos a abandonar su país no es simplemente la penuria económica, sino la desesperanza política que conlleva la estabilización de un régimen autoritario arraigado».
En este orden, aseguran que cuando aumentan los precios y los ingresos del petróleo y Nicolás Maduro obtiene recursos adicionales para «financiar su sistema de represión y para compensar a quienes permanecen leales al mantenimiento de la dictadura contra la voluntad del pueblo venezolano. Esto fortalece la coalición gobernante, como describen de Mesquita y Smith (2011), haciendo que la transición democrática sea menos probable y alimentando el deseo de emigrar entre quienes no forman parte de esta coalición».
Nuestros resultados contrastan con los de Francisco Rodríguez (2024), agregan, quien sostiene que la migración desde Venezuela es el resultado de las contracciones económicas, que a su vez pueden explicarse en gran medida por las sanciones y no por las políticas, de las contracciones económicas que, a su vez, pueden explicarse en gran medida por las sanciones y no por los fallos de las políticas.
En este punto, refirieron a que, Rodríguez utilizó una metodología de dos pasos: examina el efecto de las sanciones sobre el PIB y, a continuación, el efecto del PIB sobre la migración: «Este enfoque no tiene en cuenta las variables de confusión que podrían influir simultáneamente en los resultados económicos y la migración, como la represión política y el deterioro institucional».
Alegan que su análisis proporciona una evaluación más directa de cómo las sanciones pueden afectar a los patrones migratorios, evitando «limitaciones metodológicas» ya que en su enfoque y remarcan «incluso en la interpretación más conservadora de nuestros resultados, no encontramos pruebas de que la migración se explique por las sanciones a través de las fluctuaciones de los ingresos o la producción de petróleo en Venezuela».
Cifras sobre migración venezolana
De acuerdo a Acnur, en su último reporte oficial de junio de 2024, más de 7,7 millones de personas habían salido de Venezuela buscando protección y una vida mejor.
Para el 2023, aproximadamente 770,000 inmigrantes venezolanos vivían en Estados Unidos, representando menos del 2 por ciento del total de 47.8 millones de inmigrantes en el país, registraba para febrero del año en curso, el Migration Policy Institute.
El número de encuentros de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) con migrantes venezolanos en la frontera entre EE. UU. y México creció rápidamente de 49,000 en el año fiscal (AF) 2021 a 188,000 en el año siguiente y 266,000 en el AF 2023. Los encuentros se ralentizaron en el transcurso del AF 2024 y disminuyeron ligeramente a 261,000, tras un aumento de control migratorio por parte de las autoridades de Panamá y México, así como por las restricciones de asilo impuestas por la administración del presidente Biden. La administración adoptó una estrategia de combinar vías y estatus legales y temporales para los venezolanos (y migrantes de otros países turbulentos) con restricciones para el acceso al asilo por cruzar la frontera de forma irregular.
Ahora, con Donald Trump en la Casa Blanca, desde el 20 de enero de 2025, ha insistido en que deportará a miles de venezolanos «criminales» que son una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Tras un acuerdo con la administración de Nicolás Maduro, han sido autorizados vuelos hacia Venezuela de venezolanos deportados por Trump. La tarde de este miércoles 23 de abril, arribaron al Aeropuerto Internacional de Maiquetía, un grupo de 174 venezolanos. Según la cifra oficial del Gobierno, desde febrero un total de dos mil 731 connacionales han retornado al país a través del Plan Vuelta a la Patria.
Tomada de El Cooperante