La oposición se muestra dividida ante el llamado a una nueva elección después de las denuncias de presunto fraude el 28 de julio de3 2024. Pero “Chuo” Torrealba, periodista y dirigente político, lo tiene claro pues asegura que los venezolanos deben luchar a través del voto.
Caracas. Venezuela se encamina a una nueva elección, esta vez para renovar cargos de las gobernaciones y la Asamblea Nacional, en medio de las dudas que recaen sobre el árbitro después de los comicios presidenciales del 28 de julio de 2024, cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) declaró como ganador a Nicolás Maduro sin presentar las actas que sustentaran su triunfo.
Con ese panorama un sector de la oposición, que lidera la dirigente María Corina Machado, llama a abstenerse en las elecciones del 25 de mayo hasta que no se respete el triunfo que, asegura este grupo, obtuvo el candidato opositor Edmundo González Urrutia, quien está fuera del país.
Pero estos llamados a la abstención caen en los oídos sordos de algunos factores opositores como los partidos Fuerza Vecinal y Un Nuevo Tiempo, que se alistan para participar en las próximas elecciones.
También rechazan estos llamados dirigentes sociales como Jesús «Chuo» Torrealba, periodista y dirigente político, quien en una entrevista con Crónica Uno tachó de “irresponsabilidad” que se pida abandonar la ruta democrática.
“Los llamados a la abstención son una tremenda irresponsabilidad y no entender cuál es el nuevo balance de fuerzas en la sociedad venezolana”, dijo Torrealba, quien fue secretario general de la Mesa de la Unidad Democrática en 2014.
A continuación, la entrevista:
Un grupo opositor llama a la abstención, pero usted a votar ¿Por qué votar en este momento y en estas condiciones?
Creo que es evidente, obvio, que en esta circunstancia no se trata de esa pregunta, sino de luchar o no luchar ¿Tiene sentido en este momento decir no voy a luchar? ¿Me voy al exilio? Resulta que ahora ni siquiera tenemos esa posibilidad.
Yo me puedo olvidar de la política, de la dinámica nacional, del Gobierno, pero el Gobierno no se va a olvidar de mí y en este momento tampoco es posible el exilio, esa válvula de escape se cerró con la hostilidad, con la xenofobia, con la crisis en los países que nos rodean. Entonces, no nos queda otra que luchar.
Pero, le insisto, hay llamados a la abstención de importantes líderes ¿Cómo responder a esto?
En Venezuela tenemos a personas que son antimaduristas, pero no son demócratas. Son personas que quieren cambiar una autocracia por otra, son personas que piensan que el fin justifica los medios, que creen en la violencia, que no valoran la democracia como un conjunto de instituciones que establecen pesos y contrapesos en beneficio del ciudadano y dicen “ahí está el caudillo o la caudilla, el jefe o la jefa, y lo que diga él o lo que diga ella es lo que es”.
Pero la democracia no es un conjunto de convicciones, sino una forma de vida que está signada por la idea de que si tú tienes una opinión distinta a la mía, es una suerte porque de dos las opiniones saldrá una más rica y más valiosa. Eso es completamente distinto a lo que nos enseñó el chavismo hace 26 años.
¿Hay dos visiones en la oposición?
En este momento el dilema que tiene no la oposición, sino el país entero, tiene que ver con qué y para qué se lucha. Si quiero un país democrático tengo que asumir que el fin no justifica los medios, sino que los condiciona.
Pero si lo que se quiere es cambiar un jefe por otro, una autocracia por otra, si se está más pendiente del poder que de país, perfectamente puedo adoptar otra visión del cambio, que puede ser impuesto desde afuera hacia adentro.
¿Cómo se llama al voto en este momento cuando hay tantas dudas sobre el CNE?
Si les dices a las personas que tienes que defender los espacios, con toda razón el país te va a tirar a la trompetilla, porque es posible que los espacios dependan de la arbitrariedad o de la displicencia del adversario. Pero aquí se trata de la gente, de la defensa de la gente, asumir la defensa activa de la gente y entender, además, que el voto no es una llave mágica, que apenas es uno de los instrumentos de lucha de la ciudadanía democrática.
La gente debe votar precisamente porque nos robaron el 28 de julio, el primer deber de un pueblo que enfrenta a una autocracia que le quiere restar valor al voto es, precisamente, votar.
La mejor forma de defender el triunfo del 28 de julio es ir a votar el 25 de mayo y las veces que haga falta.
Quienes llaman a la abstención hablan de presión internacional para relegar el camino electoral…
Es irresponsable que se le diga al país que esa ruta, que nos ha dado tremendas victorias, hay que abandonarla porque nos van a salvar de afuera, específicamente nos va a salvar ese señor que persigue seres humanos por ser venezolanos y tener un tatuaje. Eso es una tremenda irresponsabilidad y no entender cuál es el nuevo balance de fuerzas en la sociedad venezolana.
¿Usted ve a la gente animada para votar?
Me llama la atención que hay un contraste importante, si tomas en cuenta las redes sociales y a los políticos que están fuera del país, pareciera que hay un consenso abstencionista. Pero cuando te vas al interior del país te encuentras con otra realidad, cuando vas al interior te das cuenta del peso de un gobernador, de un alcalde, de un concejal. Y eso la gente lo sabe y lo valora.
Además, el pobre sabe que la discusión es el voto o su sangre, hay que decirlo con crudeza, hay quienes ponen los discursos y quienes ponen los muertos, que son generalmente los pobres. En esos espacios hay una altísima valoración de lo que es el voto, porque saben que si no es el voto es su sangre, en concreto, la que puede ser derramada.
¿Y si la gente sale a votar en masa de nuevo y el resultado no es el que esperan?
Si el chavismo vuelve a optar por perder cada vez más credibilidad e incurrir en fraudes electorales, en esta situación en la que estamos, sería no una torpeza, sino un suicidio para el grupo gobernante.