El Gobierno de Maduro exigió este lunes la «inmediata devolución» de Maikelys Antonella Espinoza Bernal, niña venezolana de 2 años separada de su madre por autoridades migratorias estadounidenses, calificando el hecho como un «secuestro institucional» que viola el derecho internacional.
«Fue separada de su madre en el momento en que iniciaba un vuelo de repatriación a Venezuela. Como en tantas violaciones de los derechos de nuestros migrantes y en contravención de las normas internacionales (…), incurren nuevamente en el gravísimo expediente de separar familias y sustraer a un menor de edad de su entorno afectivo, especialmente de su madre biológica», señaló la Cancillería en un comunicado.
El Gobierno rechaza lo que considera una práctica «inaceptable de separar familias». Además, denuncia que el padre de la menor «fue secuestrado y trasladado a un centro de detención en El Salvador, bajo el régimen de Nayib Bukele, sin juicio ni ninguna intervención judicial».
Venezuela compara este acto con los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial, calificándolo de una «práctica deleznable» de trato inhumano hacia los ciudadanos venezolanos.
En su comunicado, subraya que, a pesar de no existir pruebas contra los ciudadanos venezolanos, se les acusa «injustamente de representar una amenaza para la seguridad de Estados Unidos».
La administración de Maduro enfatiza que la única razón detrás de estas acciones es el hecho de «haber nacido en Venezuela», y que los «responsables de estas violaciones a los derechos humanos gozan de la aprobación de sectores de la extrema derecha».
En este sentido, aseguró que «recurrirá a todos los mecanismos legales, diplomáticos y multilaterales necesarios» para exigir la devolución inmediata de Maikelys Antonella Espinoza Bernal.
Venezuela exige que se «respeten las leyes internacionales» y que la niña regrese sana y salva a su país para reunirse con su familia.
«Exigimos la devolución inmediata de Maikellys a la República Bolivariana de Venezuela y que se restituya el estado de derecho y las prerrogativas elementales que nuestra pequeña niña tiene, como lo establece la Declaración Universal de los Derechos del Niño: «derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo; a la identidad; a vivir en familia; a la igualdad y no discriminación; a la educación; a la salud; a la recreación y esparcimiento; y a la protección contra el abuso, la explotación y la violencia», reza el texto.