El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el domingo su decisión de reabrir la antigua prisión de Alcatraz, situada en la Bahía de San Francisco, como parte de un plan para albergar a los «criminales más violentos» del país.
La histórica penitenciaría, clausurada en 1963, sería completamente reconstruida y ampliada, según declaró el mandatario estadounidense en su cuenta de Truth Social.
“¡Reconstruyan y abran Alcatraz!”, escribió Trump, al tiempo que justificó la medida como una forma de «restablecer el orden y aislar a quienes considera una amenaza directa para la sociedad».
“Cuando éramos una nación más seria, encerrábamos a los criminales más peligrosos sin dudarlo”, afirmó.
Trump calificó la prisión como un «símbolo del orden público» y reveló que la idea de reabrirla fue «espontánea», pero que decidió actuar de «inmediato».
La instrucción fue dirigida a la Oficina Federal de Prisiones en coordinación con el Departamento de Justicia, el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional.
Alcatraz, famosa por su localización aislada y sus aguas frías y turbulentas, albergó a reclusos históricos como Al Capone. Su cierre fue atribuido a los altos costos de operación, tres veces más elevados que los de cualquier otra prisión federal.
La reapertura de Alcatraz se enmarca en una serie de medidas adoptadas por el presidente Trump con el objetivo de endurecer su política de seguridad.
En los últimos meses, cientos de migrantes —en su mayoría venezolanos— han sido arrestados, algunos de ellos presuntamente vinculados a la organización criminal Tren de Aragua.
Parte de estos detenidos han sido enviados a El Salvador para ser recluidos en las megacárceles del presidente Nayib Bukele, como parte de acuerdos bilaterales en materia de seguridad.