Diosdado Cabello, secretario general del PSUV, acusó a la oposición venezolana de promover sanciones internacionales y colaborar con gobiernos extranjeros, especialmente Estados Unidos, para dañar al país. Estas declaraciones reflejan la postura del gobierno de Nicolás Maduro, que frecuentemente atribuye las dificultades económicas de Venezuela a sanciones extranjeras, aunque críticos señalan que la corrupción y la mala gestión también son factores clave.
Cabello no presentó pruebas específicas de estas acusaciones, una práctica común en sus discursos, donde suele señalar a la oposición como responsable de conspiraciones sin detallar evidencias. Por su parte, la oposición, liderada por figuras como María Corina Machado y Edmundo González, ha denunciado la represión del gobierno y la falta de transparencia electoral, especialmente tras las elecciones presidenciales de julio de 2024, que consideran fraudulentas.
En el contexto internacional, Estados Unidos ha intensificado sanciones contra funcionarios venezolanos, incluyendo a Cabello, con una recompensa de $25 millones por su captura por cargos de narcotráfico. Estas medidas, junto con la revocación de licencias petroleras como la de Chevron, han aumentado la presión sobre el régimen de Maduro.
La narrativa de Cabello busca reforzar la idea de una «guerra económica» contra Venezuela, aunque omite el impacto de políticas internas en la crisis. La oposición, mientras tanto, continúa exigiendo condiciones democráticas y enfrentando persecución, como el asilo de líderes en la embajada argentina en Caracas y su posterior traslado a Estados Unidos