Miles de personas se movilizaron el sábado en parques, calles y plazas de más de 2.000 localidades en todo Estados Unidos como parte de la jornada de protesta nacional “Sin Reyes”, una demostración de rechazo al presidente Donald Trump y a sus recientes medidas migratorias y de seguridad.
Las marchas, que tuvieron lugar en ciudades como Los Ángeles, Nueva York, Chicago, San Francisco, Filadelfia y Portland, coincidieron con la celebración del «Día de la Bandera», y tomaron un tono abiertamente opositor.
La protesta fue convocada tras una serie de polémicas acciones del gobierno, entre ellas redadas migratorias masivas, el despliegue de tropas de la Guardia Nacional y de Marines en áreas urbanas, y el uso intensivo de fuerzas del orden para contener manifestaciones previas en Los Ángeles.
Incidentes en Los Ángeles y Portland
Los Ángeles fue uno de los focos principales de tensión. Manifestantes bloquearon una autopista, varios vehículos fueron incendiados y hubo enfrentamientos con la policía, que utilizó gases lacrimógenos y proyectiles no letales para dispersar a la multitud. Se reportaron varios arrestos y personas heridas.
En Portland, Oregón, los enfrentamientos también se intensificaron. Agentes de Aduanas y Protección Fronteriza detuvieron a manifestantes frente al edificio federal de inmigración, mientras que se registraron escenas de caos y represión, incluyendo el uso de pistolas eléctricas contra personas disfrazadas.
En Filadelfia, participaron figuras como Martin Luther King III y su esposa Arndrea Waters King, encabezando una de las marchas más numerosas del día. En San Francisco, los manifestantes formaron una pancarta humana en Ocean Beach y marcharon hacia el Ayuntamiento, algunos disfrazados de la Estatua de la Libertad. En Atlanta y Louisville, los participantes ondearon banderas y carteles con mensajes en contra del autoritarismo.
Incluso en condados tradicionalmente conservadores, como Lewis, en Nueva York, se reportaron concentraciones de ciudadanos que se sumaron a la jornada con un mensaje: “Estados Unidos no es una monarquía”.
El evento “No Kings Day” fue organizado por múltiples colectivos civiles, entre ellos movimientos proinmigrantes, agrupaciones de derechos civiles y activistas progresistas que acusan al presidente de minar los fundamentos democráticos del país.





