El pasado 2 de julio, la migrante Gretsimar Lobatón regresó a su natal Venezuela deportada desde Estados Unidos, donde dejó algo muy importante: su pequeña hija de 8 años, Mariangela Susej Lobatón.
No la dejó allá porque quiso, sino porque la Administración del presidente republicano Donald Trump la separó de su hija, a quien no ve desde hace 4 meses.
Con la vista fija en la pared y lágrimas corriendo por sus mejillas, la mamá de Mariangela eleva su voz para pedir que su hija regrese a sus brazos: “Mi mayor miedo es que me quiten a mi hija”, lamentó.
“Con mi corazón partido en dos, lo único que quiero es tener a mi hija de vuelta. Ya son casi cuatro meses que no estoy con ella; la necesito. Me parte el corazón llegar a este país sin ella y saber que está allá”, expresó con un aliento que se ahogaba en el dolor de la pérdida.
En su relato de angustia, resalta que, mientras se encontraba detenida por migración, realizó todas las solicitudes para que la niña regresara a Venezuela junto a ella. “Yo la pedí como cuatro veces; me cambiaban de detención y empezaba el proceso de nuevo. Me decían que tenía que esperar a que ellos decidieran”.
Asimismo, recordó que, cuando ingresó a los Estados Unidos, fue recibida por una ciudadana mexicana que le alquiló un cuarto y cuidaba al infante mientras ella trabajaba en un restaurante para vivir en suelo extranjero. Actualmente, se encuentra con esas personas y teme que migración se lleve a la niña por su estatus legal.
Detención injustificada
Gretsimar Lobatón fue detenida el 16 de agosto. Describe que, durante su detención y deportación, no recibió el trato adecuado; la comida no era apta, el agua estaba clorada y tenía que comprarla. “Si no sabíamos hablar inglés, no éramos nadie para ellos”. Además, mencionó que, cuando esperaba a su hija, le comunicaron que no tenía orden de deportación y debía abordar la aeronave.
Llena de temores por el hecho de que su pequeña sea enviada a un hogar de abrigo, la mamá de Mariangela aclama que sea devuelta, ya que cuenta: “No soy la única; conocí a muchos otros casos así, de otros países y venezolanas”.