La producción petrolera de Venezuela alcanzó en junio 1 069 000 barriles por día (bpd), un incremento de 0,28 % —unos 3 000 bdp— respecto a mayo, cuando promedió en 1 066 000 bpd, según fuentes primarias recogidas en el informe publicado este martes por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Por su parte, las fuentes secundarias, que no provienen directamente del Gobierno venezolano indican que la producción de junio de 2025 fue de 910 000 bpd, 0,22 % más que en mayo, cuando la producción fue de 908 000.
El informe proyecta que la demanda global de petróleo crecerá en 2025 y 2026, liderada por economías emergentes como China e India.
El pasado 10 de junio, la organización presentó su informe anual “World Oil Outlook 2025”, con proyecciones al año 2050, en el que reitera su expectativa de un crecimiento sostenido en la demanda global de petróleo, a pesar del avance de las energías renovables y los compromisos climáticos.
Este incremento estará impulsado principalmente por el desarrollo económico de regiones como Asia, África y Medio Oriente, donde la industrialización y el crecimiento demográfico mantendrán altos los requerimientos energéticos.
El informe señala que los países de la Declaración de Cooperación (DoC), que incluye a Venezuela, incrementarán su producción conjunta de 49.1 mb/d en 2024 a 64.1 mb/d en 2050, lo que elevará su participación en el mercado del 48 % al 52 %.
La OPEP estima que, a nivel global, se requerirán inversiones por 18.2 billones de dólares hasta 2050 para satisfacer la demanda, especialmente en exploración, desarrollo de yacimientos y refinerías.
Desafíos del sector
La producción petrolera en Venezuela continúa siendo objeto de discrepancias entre fuentes oficiales y secundarias, lo que impide tener una visión clara del sector.
Desde 2014, cuando el país producía cerca de 3 millones de barriles diarios (bpd), la industria no ha logrado recuperar sus niveles históricos. A pesar de las promesas gubernamentales, como la meta de superar los 2 millones de bpd en 2023, los resultados han sido esquivos.
La gestión del sector ha estado marcada por crisis internas, como el escándalo de corrupción en Pdvsa que llevó a la salida de Tareck El Aissami y la detención de más de 60 implicados.
Pese a esto, el gobierno de Nicolás Maduro insiste en su apuesta por reactivar la industria, promoviendo inversiones extranjeras en petróleo, gas y refinación. Maduro ha criticado las restricciones impuestas por «decretos imperiales», aunque asegura que el país avanza mediante alianzas con empresas privadas.
El entorno internacional sigue siendo adverso. En abril de 2024, Estados Unidos reinstauró sanciones al sector energético venezolano tras el incumplimiento de los acuerdos electorales con la oposición.
Más recientemente, en marzo de 2025, la administración de Donald Trump revocó la licencia a Chevron, exigiendo el cese de sus operaciones en Venezuela. Estas medidas, sumadas al deterioro de la infraestructura y la fuga de talento, han profundizado la crisis del sector.