El canciller de Venezuela, Yván Gil, se reunió en Bogotá, Colombia, con su homólogo de Brasil, Mauro Vieira, con el fin de abordar diversos temas bilaterales, uno de ellos, las «agresiones» que enfrenta el país caribeño actualmente.
En su canal de Telegram, el jefe de la diplomacia venezolana indicó que el encuentro «fue fructífero». Además, se llevó a cabo en el contexto de la Cumbre de Países Amazónicos.
«En representación del presidente Nicolás Maduro, compartimos una exposición detallada sobre las agresiones fascistas que enfrenta Venezuela, reafirmando nuestra firme defensa de la soberanía nacional y regional», expresó Gil.
Durante la conversación, agregó, también abordaron temas bilaterales. Comentó Gil que se centraron en «la guerra comercial que afecta a América Latina, así como los avances y desafíos que enfrenta la Celac y la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA)».
De igual manera, el ministro de Exterior dijo que se reunió con la canciller de Colombia, Rosa Villavicencio. «Fue una oportunidad crucial para fortalecer la cooperación bilateral, destacando la importancia de la recién establecida zona binacional para promover el desarrollo económico y la integración social entre nuestras naciones», añadió.
Igualmente, comentó que trataron la situación geopolítica regional ante «las amenazas, subrayando la necesidad de mantener la estabilidad, la seguridad y la colaboración en la región para garantizar la paz de nuestros pueblos».
Escalada de tensión entre EE. UU. y Venezuela
Estas declaraciones surgen después que el Gobierno de EE. UU. ordenó la movilización de un escuadrón anfibio al sur del Caribe, como parte de los esfuerzos de la administración de Donald Trump para «enfrentar» a los cárteles de droga latinoamericanos
Señalaron que el USS San Antonio, el USS Iowa Jima y el USS Fort Lauderdale podrían llegar frente a la costa de Venezuela el domingo. Los navíos transportan a 4.500 miembros del servicio, incluidos 2.200 infantes de marina, explicaron.
Los informantes de la agencia Reuters, que hablaron desde el anonimato, se negaron a dar detalles sobre la misión concreta del escuadrón anfibio. Sin embargo, dijeron que los movimientos recientes tienen como propósito abordar «amenazas a la seguridad nacional de EE. UU.» de parte de «organizaciones narcoterroristas» especialmente designadas en la región.
Este envío se suma al envío de varios destructores estadounidenses equipados con el sistema Aegis, una tecnología de defensa diseñada para rastrear múltiples objetivos y neutralizar amenazas aéreas o marítimas de forma simultánea, los cuales se posicionarán frente a las costas de Venezuela.
El operativo forma parte de un despliegue militar contra organizaciones de narcotráfico en América Latina, y cuenta con alrededor de 4.000 marines en la región del Caribe, además de aviones de vigilancia P-8 Poseidon, varios buques de guerra adicionales y al menos un submarino de ataque.
Trump, quien asumió el poder en enero, ha buscado utilizar a los militares para perseguir a las bandas de narcotraficantes latinoamericanas que han sido designadas como organizaciones terroristas globales. El Pentágono recibió instrucciones de preparar opciones al respecto.
Preocupación de Brasil
El miércoles, el asesor para Asuntos Internacionales de la Presidencia de Brasil, Celso Amorim, expresó su preocupación por la presencia de buques de guerra de EE. UU. cerca de aguas de Venezuela, asegurando que están en contra de todo tipo de intervención extranjera.
«Veo con preocupación el despliegue de buques de guerra estadounidenses en Venezuela. Creo que la no intervención es fundamental», manifestó.
Amorim mencionó que Brasil no reconoció el resultado electoral que el CNE venezolano dio en las presidenciales de 2024, dado que, dijo, Nicolás Maduro «nunca presentó evidencia de haber derrotado» al excandidato opositor Edmundo González Urrutia.
Aun así, el funcionario de Brasil señaló que, pese a las fricciones con Caracas, el Gobierno de Lula prefiere mantener la relación con Venezuela.
«Cuando se llevaron a cabo las elecciones, tuvimos dudas, evitamos el cumplimiento, pero mantuvimos la relación, que es de Estado a Estado. Tener buenas relaciones no es una elección, sino una imposición de la geografía», apuntó.