Como “una verdadera amenaza” para la democracia estadounidense, ha calificado el presidente Donald Trump a dos de las cadenas más importantes de Estados Unidos, ABC y NBC, a las que acusa de un sesgo ideológico al difundir «fake news» y transmitir solo «malas noticias» sobre su gobierno.
Como cualquier dictador del tercer mundo, Trump las ha amenazado con revocarle las licencias a ambas, alegando que son una rama del partido Demócrata: “Según muchos, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) debería revocarle sus licencias. Estoy totalmente de acuerdo, porque son tan sesgadas y mentirosas que representan una verdadera amenaza para nuestra democracia”, agregó en su cuenta de Truth.
“Deberían perder sus licencias por su cobertura injusta de republicanos y/o conservadores”. Dijo que, como mínimo, «deberían pagar una fortuna por tener el privilegio de usar las ondas más valiosas en cualquier lugar y en cualquier momento». El mandatario ha concluido afirmando que “el periodismo corrupto no debería ser recompensado sino erradicado”.
Hasta ahora, las presiones políticas del gobierno han hecho que la cadena CBS haya decidido culminar el contrato de Steve Colbert, conductor del «talk show» Late Night, quien ha sido un feroz oponente a Trump. Y la ABC, tuvo que pagar 15 millones de dólares en una demanda por difamación que le hicieran Trump porque, presuntamente, la entrevista a la entonces candidata Kamala Harris fue excesivamente favorable.
«Mucha gente dice que quizá me guste ser un dictador», declaró el presidente al defender que la Guardia Nacional haya sido desplegada para vigilar la ciudad de Washington, un esquema que quiere repetir en otras ciudades como Chicago y Boston.
Y aunque recientemente aclaró: «No me gustan los dictadores. No soy un dictador. Soy un hombre con un gran sentido común», sus políticas y medidas desmienten sus ganas de hacerse del poder absoluto. Ha ordenado al secretario de Defensa que capacite con armamento a las unidades de la Guardia Nacional para abordar problemas de «orden público», busca redistribuir los estados donde hay mayoría republicana, para que obtengan más votos en las elecciones parlamentarias y utiliza un lenguaje dictatorial al momento de referirse a sus adversarios, como es el caso reciente contra el gobernador de Illinois, Jay Robert Pritzker, a quien llamó vago porque criticó que el gobierno pretende militarizar la ciudad de Chicago.
Todo esto sin agregar los campos de concentración que ha abierto y pretende seguir construyendo para encarcelar a los inmigrantes, como una versión moderna de lo que ocurrió en la Alemania nazi.