La Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela (Acfiman) informó sobre la detección, por primera vez en el país, del mosquito Nyssorhynchus rondoniensis en el municipio Sifontes, estado Bolívar, y advirtió que la especie podría estar contribuyendo a la transmisión de la malaria en humanos.
Según el organismo, el hallazgo confirma que de los 88 ejemplares recolectados en siete localidades mineras de la zona, uno estaba infectado con Plasmodium falciparum, el parásito responsable de los casos más graves y letales de malaria. El mosquito fue capturado mientras se alimentaba de la sangre de una persona.
“Este resultado es doblemente importante: constituye un nuevo registro para el país y representa un potencial vector de la malaria en el sur de Venezuela y posiblemente en Brasil”, señaló la doctora María Eugenia Grillet, coautora del estudio.
El Nyssorhynchus rondoniensis fue descrito por primera vez en 2022 en Brasil, sin que representara un riesgo sanitario. Sin embargo, su reciente detección en Bolívar cambia el panorama, ya que el insecto aparece ahora infectado con P. falciparum. Según la OMS, en 2023 se registraron 263 millones de casos y 597.000 muertes por malaria en 83 países, con África como el continente más afectado.
Cinco especies de parásitos Plasmodium pueden infectar a los humanos, pero el falciparum es el más agresivo, especialmente en niños y embarazadas si no se trata a tiempo.
Minería, deforestación y cambio climático
El estudio, financiado por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH), apunta a que el nuevo mosquito es más abundante en temporadas de menor precipitación, a diferencia del Aedes aegypti, transmisor del dengue. Los investigadores advierten que la minería de oro y la deforestación en la Amazonía venezolana estarían favoreciendo la proliferación de anofelinos, aumentando el riesgo de transmisión.
“La lluvia intensa en la Amazonía a veces inunda los criaderos naturales, por lo que las transiciones entre sequía y lluvia son más favorables para las poblaciones de mosquitos vectores. Falta investigar si esta especie aprovecha los pozos que deja la minería para reproducirse”, explicó Grillet.
Las localidades mineras de Tierra Blanca, El Galpón, Puerto Beco, La Pelota, Payapal, El Granzón y Morrocoy fueron el centro del trabajo de campo. Desde 2022, los científicos venezolanos y sus aliados internacionales estudian cómo la minería y el calentamiento global afectan la biodiversidad de mosquitos transmisores de malaria.
“El foco de malaria más grave de América Latina está en el sur de Venezuela. La minería y la deforestación han intensificado la transmisión, y el aumento de temperaturas vinculado al cambio climático agrava aún más la situación”, señala el artículo.
Un nuevo desafío para la salud pública
Hasta ahora, se estima que en el mundo hay casi 500 especies de mosquitos Anopheles, pero solo unas 70 transmiten malaria y 40 son vectores principales. En América se han confirmado 12 especies como transmisoras. Para considerar a un mosquito vector deben cumplirse tres criterios: abundancia en zonas maláricas, alimentación de sangre humana y estar infectado de forma natural. En este caso, ya se cumplieron los dos primeros.
“El descubrimiento confirma que la biodiversidad de vectores de malaria en la Amazonía venezolana está subestimada. No vamos a eliminar la malaria si no investigamos a fondo estas nuevas especies”, advirtió Grillet.
La ACFIMAN anunció que continuará con muestreos en 2024 y 2025, y que trabaja en un proyecto integral para evaluar cómo la minería y la deforestación pueden estar favoreciendo la aparición de nuevos mosquitos vectores de patógenos en humanos.