El presidente Nicolás Maduro advirtió este viernes que, de producirse cualquier agresión contra Venezuela, el país “pasaría a una etapa de lucha armada planificada y organizada de todo el pueblo”, en defensa de la paz, la integridad territorial, la soberanía y de su gente.
«Si Venezuela fuera agredida de alguna forma, pasaría a una etapa de lucha armada planificada, organizada de todo el pueblo contra la agresión, sea local, regional o nacional; pasaríamos a una etapa de lucha armada en defensa de la paz, de la integridad territorial, la soberanía y de nuestro pueblo», dijo Maduro desde la Academia Militar, desde donde realizó la activación de las Unidades Comunales Milicianas (UCM) para la defensa de la soberania.
La alerta surge luego de que la Casa Blanca anunciara el envío de diez aviones de combate F-35 al Caribe, desde Puerto Rico hasta aguas cercanas a Venezuela, para reforzar las supuestas operaciones contra el narcotráfico.
Maduro señaló que hasta el momento Venezuela permanece en una fase de “lucha no armada”; por el contrario, ha empleado la vía política, comunicacional e institucional, pero que si el país fuera agredido, activaría de inmediato una respuesta de carácter militar popular.
La tensión entre Washington y Caracas escaló tras un despliegue naval sin precedentes con el envío de ocho buques de guerra equipados con 1.200 misiles, junto a un submarino nuclear, cerca de las costas venezolanas.
Como contrapartida, el Ejecutivo ha convocado un alistamiento militar voluntario de 8,2 millones de milicianos y la activación de 5.336 unidades comunales de defensa en todo el territorio nacional.
En este contexto, Trump ha negado que el objetivo del despliegue tenga como propósito impulsar un cambio de régimen en el país, tema sobre el cual el dignatario le dirigió que, de ser ese el plan, impulsado por la élite estadounidense y la extrema derecha en Venezuela, estaría cometiendo un error.
Aun así, el presidente ha insistido en reiteradas ocasiones en que Venezuela mantiene abiertos canales diplomáticos y disposición al diálogo, como ha ocurrido en el pasado con los enviados John McNamara y Richard Grenell.