La liquidez monetaria en Venezuela registró un incremento de 303,38 millardos de bolívares entre el 27 de diciembre de 2024 y el 26 de septiembre de 2025, de acuerdo con los datos más recientes del Banco Central de Venezuela (BCV). Este aumento equivale a una variación de 173,32%, lo que significa que circula mucho más dinero en la economía nacional.
O, como señalan los economistas, hay “más bolívares persiguiendo menos productos”. En términos sencillos, cuando la cantidad de dinero disponible crece más rápido que la oferta de bienes y servicios, los precios tienden a subir. Esta relación entre dinero e inflación continúa siendo determinante para entender el sostenido incremento del costo de vida en el país.
“Más liquidez es sinónimo de más inflación”
“En economía existe una relación muy clara entre la liquidez monetaria (M2, cantidad de dinero en circulación), la base monetaria (BM, dinero emitido por el BCV) y la inflación. Más liquidez es sinónimo de más inflación”, explicó a Finanzas Digital el economista Hermes Pérez, exjefe de la mesa de cambio del ente emisor.
El ritmo de expansión de la masa monetaria durante 2025 ya supera el aumento total registrado en 2024 (161,3%), e incluso el de 2016 (162,7%), aunque todavía se mantiene por debajo del nivel alcanzado en 2017, con tres meses del año aún por contabilizar —octubre, noviembre y diciembre—.
Comparaciones internacionales
Para dimensionar el fenómeno, Pérez recordó que los países con alta inflación suelen registrar un comportamiento similar. En Argentina, por ejemplo, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) anual en septiembre de 2024 fue de 209%, mientras que la liquidez monetaria creció 175,3% en agosto de ese año.
El economista también citó el caso de Turquía, donde el IPC de octubre de 2024 fue de 48,6%, acompañado de un incremento de 35% en la liquidez un mes antes.
En el contexto venezolano, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) estimó que, para junio de 2025, la inflación interanual alcanzó 217%, mientras que la liquidez monetaria aumentó 241% en el mismo período, lo que confirma —según los expertos— la estrecha correlación entre ambas variables.
Cabe destacar que el Banco Central de Venezuela no publica cifras oficiales de inflación desde octubre de 2024.
El poder adquisitivo en retroceso
En la vida cotidiana, este crecimiento desmedido de la liquidez se traduce en precios más altos y en un deterioro del poder de compra de trabajadores y pensionados. Los productos básicos —como alimentos, medicinas y servicios esenciales— se encarecen constantemente, mientras los ingresos permanecen congelados.
Actualmente, un trabajador público activo percibe el equivalente a 160 dólares, distribuidos entre el Ingreso Contra la Guerra Económica (120 dólares) y el bono de alimentación (40 dólares). Este monto no incluye el salario mínimo oficial, que se mantiene en 130 bolívares desde 2022.
Por su parte, los pensionados reciben alrededor de 50 dólares mensuales por concepto del mismo bono, además de la pensión equivalente a 130 bolívares.
Sin embargo, estas cifras distan mucho del costo real de vida. Según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), la Canasta Alimentaria Familiar se ubicó en 503,73 dólares en abril de 2025. En consecuencia, el ingreso mínimo integral —compuesto por bonos y salario mínimo— apenas cubre menos de un tercio del gasto necesario para alimentar a una familia de cinco personas.
Más bolívares, más inflación y más presión
El exceso de dinero en circulación no solo impulsa la inflación, sino que también aumenta la demanda de divisas. Ante la pérdida de valor del bolívar, muchas personas buscan refugiarse en monedas más estables, principalmente el dólar estadounidense.
Esa dinámica genera una presión adicional sobre el tipo de cambio, elevando aún más el precio del dólar y creando una espiral donde más bolívares provocan más inflación y un dólar cada vez más costoso.
De mantenerse la tendencia en los últimos meses de 2025, analistas advierten que la liquidez monetaria seguirá siendo uno de los principales factores de distorsión económica en Venezuela, con un impacto directo sobre la inflación, el tipo de cambio y el ya debilitado poder adquisitivo de la población.
Con información de Finanzas Digital.