Cashea, la fintech fundada por cuatro venezolanos, ha rediseñado el sistema de financiamiento al consumo en Venezuela, que posee uno de los entornos económicos más desafiantes del mundo en la actualidad, al punto incluso de procesar el 3,5% del PIB nacional gracias a las transacciones.
En Venezuela, las tarjetas de crédito prácticamente desaparecieron junto con la estabilidad monetaria. La hiperinflación arrasó con el crédito al consumo y dejó a millones de personas fuera del sistema financiero formal. Pero donde parte del sistema colapsó, una fintech encontró una oportunidad para reconstruirlo desde cero.
Cashea, fundada en 2022 por Pedro Vallenilla, Arnoldo Gabaldón, Ramón Lange y Nicolás Curat, ya está presente en el 40 % de los bolsillos venezolanos. En apenas tres años, la aplicación de compre ahora, pague después (Bnpl, por sus siglas en inglés) se ha convertido en sinónimo de crédito digital.
El Bnpl con aplicaciones tecnológicas, popularizado recientemente en Estados Unidos con compañías como Klarna y Affirm, se ha venido expandiendo en Latinoamérica en los últimos años con compañías como Mercado Pago en varios países de la región, Kuesky y Aplazo en México y Addi en Colombia.
“Cashea es un buy now, pay later en Venezuela. Hemos relanzado el crédito de consumo en nuestro país. Hoy estamos en más de ocho millones de usuarios, haciendo 1,5 créditos por segundo”, dice Vallenilla, CEO y cofundador.
El terreno no podía ser más hostil. Tras años de hiperinflación, sanciones y controles financieros, los bancos dejaron de emitir crédito y más de 20 millones de venezolanos quedaron excluidos del sistema. En ese vacío nació Cashea: una respuesta tecnológica a una necesidad económica fundamental.
Cashea vio allí una oportunidad. “Hay una razón por la cual Cashea es el buy now, pay later más grande de Latinoamérica. Es en donde mayor hay necesidad. Venezuela era el lugar evidente donde esto podía generar impacto”, dice Vallenilla.
Hoy, la compañía procesa transacciones equivalentes al 3,5 % del PIB venezolano y supera los USD 300 millones mensuales.
Gabaldón, exconsultor de McKinsey y hoy CFO de Cashea, resalta que lo lograron en menos de tres años y con un modelo inusualmente liviano.
Desde sus orígenes, la compañía ha accedido a USD 2.1 millones de inversionistas, entre ellos Alpine Venture Capital y NuMundo Ventures. En lugar de depender de grandes líneas de deuda, Cashea se apoya en una red de más de 7.000 comercios que financian directamente las compras, mientras la fintech se encarga de la evaluación, la cobranza y la protección contra impagos.
“Cashea no intermedia el dinero, pero si alguien no paga, nosotros reponemos el monto al comercio”, detalla Gabaldón.
La tracción se apoya en un sistema propio de scoring que utiliza datos alternativos en lugar de historiales crediticios tradicionales, prácticamente inexistentes en Venezuela.
“Empezamos con pequeños cupos y hacemos un gamification del viaje crediticio. A medida que pagas bien, vas subiendo de nivel y obtienes más beneficios”, dice Gabaldón.
El resultado ha sido un sorprendente récord de pago: “De cada USD 100 que pasan por la plataforma, solo se pierden 0,9, eso es ‘best in class‘ a nivel mundial”, agrega Vallenilla.
La comparación con las tarjetas de crédito es inevitable.
“La tarjeta de crédito tristemente desapareció en Venezuela después de la hiperinflación. Nosotros creemos que somos la alternativa ante la no solución”, dice Vallenilla, aclarando que no buscan sustituirla.
“Cashea es tu kindergarten, tu colegio, y la tarjeta de crédito es tu universidad”, complementa Gabaldón.
Para la nación sudamericana, “cashear” ya se volvió sinónimo de comprar a crédito. Esta fintech esta mostrando como incluso en los entornos más inciertos se puede reconstruir la confianza, transacción por transacción.
Con información de Forbes