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El secuestro y crimen del exmilitar venezolano Ronald Ojeda, de 32 años, que fue sacado de madrugada de su departamento de Santiago de Chile el 21 de febrero y cuyo cuerpo se encontró el pasado viernes 1º de marzo, todavía está lleno de preguntas que no tienen respuestas firmes. La principal duda apunta al móvil del crimen, que se ejecutó de una forma inusual, según han coincidido los especialistas en Chile. Tres sujetos vestidos como policías chilenos –con supuestos chalecos antibalas, cascos oscuros y los rostros tapados– lo sacaron de un departamento en un piso 14 de un edificio en el municipio de Independencia y se lo llevaron. Ojeda –refugiado político en Chile desde 2018– iba descalzo, maniatado y solo con su ropa interior, que habría sido clave para la identificación de su cadáver. La operación revela que el secuestro fue planificado meticulosamente y que se consumó con profesionalismo.
Por: El País
En Chile, lo único cierto parece la sensación de vulnerabilidad, porque el crimen de Ojeda confirma que actualmente en el país operan grupos organizados que son capaces de hacerse pasar por policías, sacar a una persona de su casa de madrugada, secuestrarla, y que el Estado, pese al intenso trabajo de la Fiscalía y las policías, no pudo impedir su muerte. La data de fallecimiento es entre siete y 10 días, por lo que no se sabe con certeza si fue asesinado inmediatamente luego del secuestro o si lo hicieron tras sacarle algún tipo de información. Incluso, si pese a que querían mantenerlo con vida, los delincuentes lo mataron al darse cuenta de la conmoción pública que generó su desaparición.
El cuerpo del exteniente fue encontrado 10 días después dentro de una maleta enterrada a 1,4 metros bajo cemento en una barriada informal del municipio de Maipú, en la zona oriente de Santiago. Su alcalde, Tomás Vodanovic, ha definido aquella zona como “una fuente permanente de delitos e incivilidades”. La forma de ocultar el cadáver bajo cemento ya había sido detectada por la Fiscalía de Arica, en el extremo norte de Chile, en operaciones atribuidas al clan Los Gallegos, un grupo considerado como brazo operativo de la organización venezolana el Tren de Aragua, que opera desde hace aproximadamente tres años en distintas regiones. El fiscal a cargo del caso Ojeda, Héctor Barros, aseguró el viernes que se trata “una operación compleja vinculada al crimen organizado”. El diario El Mercurio informa que la Fiscalía atribuye el crimen a “una célula” del Tren de Aragua.
La organización criminal venezolana, como relató en septiembre EL PAÍS, se extendió por varias zonas de Chile y, aunque hoy hay abiertas varias investigaciones en reserva, han existido tres grandes operaciones a nivel nacional, desde la Fiscalía de Tarapacá, para desarticularlo. La primera fue en marzo de 2022, y abarcó tres regiones. En una de ellas, la de Valparaíso, a unos 109 kilómetros de Santiago, en la ciudad de Quilpué fue detenido Carlos González Vaca, alias Estrella, quien llegó desde Caracas como jefe del Tren de Aragua en Chile. También fue apresado Hernán David Landaeta Garlotti, alias Satanás, sindicado por la policía como sicario.
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