Los medios estatales chinos atacaron la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Washington la semana pasada mediante propaganda y desinformación, presentando a la alianza como si solo sirviera a los intereses de Estados Unidos y como una amenaza para la paz mundial.
Los líderes de los 32 Estados miembros de la OTAN se reunieron en el lugar de nacimiento de la alianza para conmemorar su 75 aniversario y tomar la «decisión clave sobre cómo seguir protegiendo a sus mil millones de ciudadanos mientras el mundo enfrenta el entorno de seguridad más peligroso desde la Guerra Fría», según indicó la OTAN.
La OTAN calificó a Rusia como la «amenaza más significativa y directa a la seguridad de los Aliados», diciendo que Moscú «ha destrozado la paz y la estabilidad en el área euroatlántica» a través de su guerra en Ucrania.
El mortal ataque ruso del 8 de julio contra un hospital infantil en Kiev subrayó esa caracterización.
La alianza reafirmó su compromiso de ayudar a Ucrania a mantener su independencia, soberanía e integridad territorial, incluso enviando a Kiev sistemas de defensa aérea y proporcionando otras formas de entrenamiento y apoyo.
También describió a China como «un facilitador decisivo de la guerra de Rusia contra Ucrania» y «continúa planteando desafíos sistémicos a la seguridad euroatlántica».
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, calificó a China como «un importante contribuyente a la base industrial de defensa de Rusia, lo que permite a Moscú» sostener su agresión contra Ucrania.
Por su parte, Beijing respondió amplificando el argumento propagandístico del Kremlin de que la OTAN, no Rusia, es la fuerza que impide la paz en Ucrania.
China también realizó ejercicios militares en Bielorrusia, un firme aliado de Rusia, a lo largo de las fronteras de Polonia, miembro de la OTAN.
Los medios estatales, diplomáticos y funcionarios chinos han estado al unísono, difundiendo el mensaje de que la OTAN es, en última instancia, la culpable de la agresión rusa, de enemistarse con China y socavar la seguridad global.
Por ejemplo, Xinhua, la agencia estatal de noticias de China informó:
«Sin embargo, más de dos años después del conflicto entre Ucrania y Rusia, la paz todavía parece distante, lo que sirve como ejemplo de que la coalición [OTAN] no está promoviendo la paz sino más bien amenazándola».
Esto es falso.
El presidente ruso, Vladimir Putin, condiciona cualquier posible conversación de paz a la capitulación de Kiev y la entrega de una quinta parte de su territorio soberano. Putin, así como varios de sus funcionarios civiles y militares son buscados por la Corte Penal Internacional acusados de cometer crímenes de guerra en Ucrania.
La Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas rechazó el pretexto de Rusia para su invasión de Ucrania en febrero de 2022, que el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, y otros llaman «una guerra de elección».
Rusia invadió Ucrania por primera vez y anexó ilegalmente su península de Crimea en 2014, cuando Ucrania ya había abandonado sus ambiciones de la OTAN al aprobar una ley que codificaba su estatus como país militar no alineado en 2010.
Fuentes cercanas a los dirigentes rusos dijeron a Reuters en septiembre de 2022 que Putin rechazó un plan de paz provisional que habría mantenido a Ucrania fuera de la OTAN. Rusia lo niega.
Rusia y sus aliados también han aprovechado un proyecto de tratado de paz entre Rusia y Ucrania a partir de 2022, alegando que fueron Kiev y sus aliados quienes rechazaron la paz.
Pero una copia de ese borrador de tratado muestra que Ucrania estaba dispuesta a hacer concesiones, incluyendo renunciar a ser miembro de la OTAN y convertirse en un «estado permanentemente neutral».
La insistencia de Moscú en que podía vetar cualquier intervención militar de los aliados de Ucrania en caso de que Rusia invadiera nuevamente saboteó esas negociaciones.
Analistas del Instituto para el Estudio de la Guerra, un grupo de expertos con sede en Washington, sostienen que Putin invadió a Ucrania porque creía que «la OTAN era débil» y que no enfrentaría una resistencia occidental significativa en la consecución de su objetivo de establecer «el control ruso sobre Ucrania».
Según argumentan, Putin se opuso a que Occidente presentara un «camino alternativo» a los países que creía que Moscú tenía derecho a influir o controlar.
Analistas y funcionarios occidentales sostienen que la agresión rusa contra Ucrania persiste porque la OTAN temía un contacto directo con Moscú. Esto provocó un lento goteo de ayuda y restricciones sobre cómo Ucrania utilizaba las armas suministradas.
Desde la invasión, Rusia también ha alejado sus defensas aéreas y tropas de sus fronteras con los estados miembros de la OTAN, indicando que no teme una confrontación militar con la alianza.
Kiev alega que Moscú busca la destrucción total del Estado ucraniano y la erradicación de la identidad ucraniana.
Los medios y funcionarios estatales rusos también han señalado repetidamente que Rusia busca la destrucción de Ucrania.
El 10 de julio, el expresidente Dmitry Medvedev, ahora vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, dijo que incluso si Ucrania capitulara plenamente ante las demandas de Rusia y abandonara sus ambiciones de la OTAN, Moscú aún se vería obligado a destruir la condición de Estado ucraniano y absorber todo su territorio en Rusia.
[Este artículo fue originalmente publicado por Polygraph y traducido por Mila Cruz].
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