La demanda israelí de retener control de dos corredores estratégicos en Gaza, a lo que se opone el grupo Hamás, amenaza con estropear las negociaciones para poner fin a la guerra, liberar a los rehenes y evitar un conflicto más amplio.
Funcionarios cercanos a las negociaciones dicen que Israel desea mantener una presencia militar en una estrecha zona de amortiguación fronteriza con Egipto, llamada el Corredor Philadelphi, y en una zona que separa el sector norte de Gaza del sector sur, conocida como el corredor Netzarim.
No queda claro si el control israelí de estas zonas está incluido en la propuesta respaldada por Estados Unidos que el secretario de Estado Antony Blinken ha pedido a Hamás que acepte para romper el impasse en las negociaciones. Blinken, quien está de regreso en la región esta semana, dijo el lunes que Israel había aceptado la propuesta, sin decir qué incluye.
El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu insiste en que el control de la franja fronteriza con Egipto es necesario para impedir que Hamás meta armas por medio de túneles, y que Israel necesita “un mecanismo” para impedir que los milicianos regresen a la parte norte, que ha permanecido en gran parte aislada desde octubre.
Hamás ha rechazado esas exigencias, que fueron públicas sólo en las últimas semanas. No había mención de Israel reteniendo control de esos corredores en borradores previos de propuestas de un cese al fuego vistos por The Associated Press.
Hamás dice que cualquier presencia duradera israelí en Gaza equivaldría a ocupación militar. Egipto, que ha sido mediador clave en las negociaciones, también se opone a una presencia israelí al otro lado de su frontera con Gaza.
¿Qué son esos corredores y por qué Israel exige retener control sobre ellos?
El corredor Philadelphi es una estrecha franja — en algunas partes no tiene más que 100 metros (yardas) de ancha — que va paralela a los 14 kilómetros de frontera entre Gaza y Egipto. Incluye el cruce de Rafah, que hasta mayo era el único punto de entrada a Gaza no controlado por Israel.
Israel denuncia que Hamás usó una amplia red de túneles debajo de esa frontera para traer armas, incluso las que usó en el ataque del 7 de octubre que provocó la guerra. El ejército israelí dice que ha hallado y destruido docenas de túneles desde que capturó el corredor en mayo.
Egipto rechaza esas denuncias, aseverando que hace años destruyó cientos de túneles y que ha creado su propia zona militar que impide el contrabando.
El Corredor Netzarim, de aproximadamente 6 kilómetros (4 millas) va desde la frontera israelí a la costa justo al sur de Ciudad de Gaza, aislando el principal centro metropolitano del territorio y el resto del norte.
Hamás exige que se le permita el regreso a sus casas a cientos de miles de palestinos que huyeron del sector norte. Israel ha aceptado eso, pero ha insistido que los palestinos no estén armados.
¿Por qué se oponen Hamás y Egipto al control israelí?
El control israelí sobre esos corredores implicaría el cierre de vías, cercas, torres de vigilancia y otra infraestructura militar. Los puntos de control vial son unas de las manifestaciones más visibles del control israelí sobre la Margen Occidental, y sobre Gaza antes de su retirada en el 2005.
Israel dice que esos puntos de revisión son necesarios por razones de seguridad, pero los palestinos los consideran un impedimento humillante de sus vidas diarias. También serían vistos como preludio de una ocupación militar israelí y del retorno de asentamientos judíos, algo que algunos socios de la coalición ultraderechista de Netanyahu han pedido abiertamente.
Hamás ha exigido una retirada israelí total y acusa a Netanyahu de fijar nuevas condiciones a fin de estropear las negociaciones.
Egipto dice que las operaciones israelíes en la frontera amenazan el acuerdo de paz que los dos países firmaron en 1979. Se ha negado a abrir su lado del cruce de Rafah hasta que Israel devuelva a control palestino el lado de Gaza.
¿Estas demandas israelíes son nuevas?
Israel insiste en que no lo son, sino que son sólo “aclaraciones” de una propuesta anterior respaldada por el presidente estadounidense Joe Biden en un discurso el 31 de mayo y por el Consejo de Seguridad de la ONU en una resolución que pedía un cese al fuego. Israel además acusa a Hamás de hacer nuevas demandas desde entonces, que no puede aceptar.
Pero ni el discurso de Biden ni la resolución de la ONU hicieron referencia a las demandas israelíes sobre los corredores y más bien ambos mencionan una retirada israelí total. Estados Unidos además ha dejado en claro que se opone a una reocupación israelí de Gaza o una reducción del territorio.
Versiones previas del acuerdo de cese al fuego estipulan una retirada inicial israelí de áreas pobladas y centrales en una primera fase, en la que serían liberados los rehenes más vulnerables y se permitiría el retorno de palestinos desplazados al norte de la franja.
En una segunda fase – cuyos detalles específicos serían negociados en la primera – las fuerzas israelíes se retirarían completamente y Hamás liberaría a los demás rehenes con vida, incluyendo soldados hombres.
Las versiones más recientes de la propuesta — incluyendo una que Hamás aceptó en principio el 2 de julio — contienen lenguaje que estipula específicamente que los palestinos que regresen en la primera fase no pueden estar armados. Pero no mencionan un mecanismo para registrarlos.
Estados Unidos, Qatar y Egipto, que llevan meses tratando de lograr un acuerdo, no han opinado públicamente sobre las demandas israelíes de retener control sobre los corredores.
Una delegación israelí sostuvo conversaciones con funcionarios egipcios en El Cairo el domingo sobre el Corredor Philadelphi pero no logró mayores avances, según un funcionario egipcio que habló a condición de anonimato.
¿Qué ocurre si las negociaciones fracasan?
Un fracaso en llegar a un acuerdo prolongaría una guerra en que han muerto más de 40.000 palestinos, según funcionarios de salud de Gaza, la mayoría de los 2,3 millones de habitantes de la franja han quedado desplazados y gran parte del territorio ha quedado destruido.
Milicianos palestinos todavía tienen unos 110 rehenes capturados en el ataque del 7 de octubre, que desató la guerra y en el que mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles. Israel ha rescatado solo a siete rehenes por medio de operaciones militares. Alrededor de un tercio de los 110 restantes ya han fallecido, según autoridades israelíes, y el resto está en riesgo a medida que la guerra continúa.
Un acuerdo de cese al fuego ofrece también la mejor oportunidad para evitar — o por lo menos postergar — un ataque iraní contra Israel en respuesta por los asesinatos recientes de un comandante de Hezbolá en Beirut y un líder de Hamás en Teherán.
Israel ha jurado responder a cualquier ataque, y Estados Unidos ha enviado buques a la región, elevando la posibilidad de una guerra más amplia y devastadora.
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