“Hemos visto maldad pura”: a Flavia unos hombres vestidos de negro y con rostros cubiertos la fueron a buscar en su vecindario. A Jaime le marcaron su casa con una X. Y Yuraima está aterrada por lo que le pueda pasar a ella y a su hermana. Todos participaron en la pasada elección presidencial de Venezuela como testigos electorales y resguardan actas de votación que, según la oposición, comprueban el triunfo de su abanderado, Edmundo González.
Los nombres de los entrevistados han sido cambiados por razones de seguridad. Todos dicen a la Voz de América sentirse amenazados por fuerzas del Estado y temen represalias.
“Es normal que la gente sienta miedo. No es que yo no lo tenga, pero creo que paralizarse no es la solución”, comenta a la VOA Yuraima, de 48 años, que tiene una década de trabajo en política y estuvo al frente de una red para capacitar a 150 testigos en una barriada de Caracas.
Entre los voluntarios está su hermana, quien prefiere mantenerse al margen de la entrevista, como la mayoría de los que estaban bajo su responsabilidad.
Sin precisar cifras, Yuraima da cuenta de que algunos de los testigos del proceso se han ido del país, otros se mudaron temporalmente para resguardarse, o han vuelto a su rutina habitual, pero con previsiones: salen sin teléfonos móviles, eliminaron aplicaciones del celular y fotos, o simplemente, no contestan llamadas.
No es de extrañar.
Después de la elección, al menos 1.400 ciudadanos han sido arrestados, según la ONG Foro Penal, por manifestarse o por estar cerca de una protesta. También hay denuncias de extorsiones en controles policiales. Según los relatos,los agentes revisan los teléfonos de transeúntes y los interrogan o detenienen por tener videos o fotos alusivos a protestas.
La hermana de Yuraima borró casi todo lo que tenía en su móvil: números de contacto, imágenes, memes. Cree que cualquier cosa podría ser usada en su contra para encarcelarla. También evita salir.
Según el boletín oficial del Consejo Electoral (CNE), el presidente Nicolás Maduro resultó vencedor de la contienda con 51,1 % de los votos para un tercer período. El anuncio sumió al país en una nueva crisis política y generó protestas que fueron reprimidas en cuestión de horas.
En todo caso, la oposición liderada por María Corina Machado dice tener en su poder las actas de votación que aseguran que comprueban el triunfo de su abanderado, Edmundo González Urrutia, con más del 63 % de los votos.
En julio, Maduro amenazó con cárcel a manifestantes que desconocieron el resultado de la elección.
“Estoy preparando dos cárceles que debo tener listas en 15 días, ya están reparándose… Todos los guarimberos (manifestantes) van para Tocorón y Tocuyito, cárceles de máxima seguridad”, declaró entonces Maduro en cadena nacional.
Además, habilitó una opción en VenApp, una aplicación del gobierno para reportar fallas en servicios públicos, para alentar a sus seguidores a denunciar a los manifestantes que cuestionen su reelección.
“Vamos a abrir una ventana especial de la página VenApp (…) para que ahí, de manera confidencial, me pongan los datos de todos los delincuentes que han amenazado al pueblo, que han atacado al pueblo, para ir por ellos, para que haya justicia”, advirtió el mandatario.
En las redes sociales circulan videos de allanamientos y detenciones sin órdenes judiciales a políticos opositores y a voluntarios que colaboraron con la campaña de Gonzalez Urrutia.
“El ciudadano ha sido inoculado con esa maldad. Imagínate denunciar a un vecino tuyo, simplemente porque piense distinto a ti”, lamenta Yuraima, que ya antes fue víctima de violencia política.
En octubre de 2023, durante la elección primaria opositora para escoger un candidato unitario, grupos parapoliciales vinculados con el oficialismo le apuntaron con un revólver en el rostro. “Sé de lo que son capaces”, afirma.
“Yo diría que somos unos héroes”
Una X de color negro permanece en la pared de la casa de Jaime, que es empleado de la administración publica. Está convencido de que el símbolo fue pintado por los grupos armados. En dos ocasiones, lo fueron a buscar en su casa, pero no lo encontraron.
La marca es interpretada por Jaime como una intimidación por ser parte de los voluntarios de la oposición en los comicios y preservar actas de votación.
Aunque sigue saliendo todos los días a trabajar, constantemente teme ser agredido al regresar a su vivienda. “’A ese lo pescamos en el bulevar’”, dijeron los hombres que lo fueron a buscar según le relataron sus vecinos.
Flavia, de 46 años, estaba en el hospital cuando recibió una llamada de su vecina: “Llegaron preguntando por tu familia”. Eran tres agentes de la policía, pero nadie les dijo donde vivía.
Esta mujer teme ser víctima de la Operación Tun Tun, un mecanismo del chavismo para identificar y posteriormente capturar en sus casas a opositores señalados de cometer delitos penales o a quienes participan en manifestaciones de rechazo al resultado electoral.
“Que te toquen la puerta y te digan que te van a llevar porque a ellos les da la gana, porque fuiste testigo de una mesa, porque tú trabajaste por tu país; eso me da miedo, ¡que me lleven nada más porque trabajé por mi país!”, cuestiona.
En su casa guarda las actas con las que puede demostrar que en la mesa de votación que debió vigilar, González Urrutia recibió 402 votos y Maduro 197. “Aquí tengo mi constancia de que en todas las mesas ganó Edmundo”, celebra mientras agita el papel blanco con el logotipo del Consejo Electoral, en color azul.
Esos papeles son el comprobante de los resultados que emite cada máquina de votación al terminar los comicios. El reglamento de la Ley Orgánica de Procesos Electorales (LOPRE) establece que deberá imprimirse un original y tres copias que serán entregadas a los testigos de los tres candidatos más votados.
“Yo diría que somos unos héroes”, opina al ser consultada sobre su labor y la de los otros testigos el 28 de julio.
“El chavismo no esperaba que hubiera tanta oposición en puerta… No puedo decirte la alegría de los militares. Todos estaban contentos”, insiste.
Pero el clima cambió tras los números publicados por el CNE, los arrestos masivos y las acusaciones a la oposición de estar al frente de un “golpe de Estado en marcha” por parte de las instituciones en poder del gobierno.
“Siento miedo por el tema de que me vayan a llevar, me vayan a hacer pasar un mal rato, quién sabe cuánto tiempo sin ver a mis hijos, a mi familia… Pero miedo por hacer lo que hice, no. Me siento bien con lo que hice. Le doy gracias a Dios por darme la oportunidad de trabajar en esa mesa de hacer eso por mi país”, resume Flavia.
“Inaceptable”
A casi un mes de las presidenciales, el Tribunal Supremo (TSJ) ratificó en una sentencia la validez de los resultados emitidos por la autoridad electoral. La oposición considera “nulo” el fallo de la Corte Suprema.
En un intento por destrabar el juego político, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, llegó a hablar de repetir los comicios, algo “inaceptable” no sólo para la oposición política, sino para sus testigos.
En todo caso, de llegar a ocurrir, Flavia es directa: “No trabajaría nuevamente (como testigo). Se trabajó con todas las reglas del juego de ellos (el chavismo) y ganamos ¡imagínese! ¡Ganamos y nos dicen que perdimos!. ¿Trabajé tanto para qué?”.
Yuraima da una respuesta casi que al calco de la de Flavia.
“Es inaceptable repetir elecciones. Tú no pudiste hacer campaña en paz, tenías que hacer todo escondido, y con todas esas condiciones el bravo pueblo venezolano salió, votó y ganó ¿con qué cara tú me vas a decir que esa elección hay que repetirla!”.
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