Antes de que El Salvador asestara su golpe más certero a las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18, el gobierno de Nayib Bukele había calculado que el Producto Interno Bruto (PIB) del país —un indicador económico que mide la producción de bienes y servicios, y que refleja buena parte del estado de la economía nacional— iba a caer un 10 %, pero no cayó sino que aumentó.
Durante una reunión entre el presidente salvadoreño y la presidenta del Senado argentino, Victoria Villaroel, el 2 de octubre, Bukele habló sobre el riesgo económico que se esperaba en El Salvador tras desarticular a las pandillas. Primero porque estos grupos obtenían el dinero de forma ilícita, a través de extorsiones y otros delitos, y luego porque los pandilleros y sus familias gastaban ese dinero de forma lícita comprando comida, pagando servicios públicos, entre otros.
Según el presidente Bukele, sacarlos de golpe de las calles significaba, de alguna manera, la pérdida de 70.000 empleos, pues se calculaba para entonces que el número aproximado de pandilleros en las calles era de 70.000. Fue entonces que una multilateral, según dijo el mandatario, le recomendó golpear a las maras paulatinamente.
“Nosotros calculábamos, no en la parte financiera sino desde el gabinete de seguridad, que íbamos a tener un costo del 10 % del PIB. Iba a caer nuestro PIB un 10 % por acabar con la delincuencia. Nuestro PIB no cayó 10 %, subió 3,5 %”, dijo Bukele ante Villaroel y otros funcionarios argentinos.
Esa reunión fue transmitida en todos los medios televisivos y radiales de El Salvador, a través de una cadena oficial; además, en las cuentas de redes sociales del presidente Bukele y la Casa Presidencial. Solo en Facebook, la reunión se ha visualizado más de 922.327 veces.
En efecto, las declaraciones del mandatario salvadoreño son ciertas.
El régimen de excepción, una medida de seguridad que ha permitido, sin orden judicial, la captura de unas 80.000 personas señaladas de pertenecer a pandillas dio inicio en marzo de 2022. Para finales de 2023, según el Banco Mundial, El Salvador no solo no redujo su PIB sino que lo aumentó de 2,8 % en 2022 a un 3,5 % en 2023.
Esto se explica por cambio de ingreso, según el economista Rafael Lemus.
“Los empresarios, con más dinero ahora, decidieron invertir más, ampliar su radio de ventas. Si en algunas colonias no llegaban, hoy sí ya llegan. Ya tienen más capacidad de circular con sus productos, con sus vendedores”, dijo Lemus a la Voz de América.
Además, los ingresos que se generaban en esa economía del crimen: extorsión, venta de vehículos, venta de comida, car wash, taxis, cervecería, entre otros, hoy son aprovechados por otros salvadoreños quienes comenzaron a emprender, esta vez, de forma lícita.
“Todos esos ingresos ya no los perciben los pandilleros ni sus estructuras sino que son aprovechados por otros salvadoreños. Ha habido un cambio de la economía del crimen a una economía siempre informal, pero de gente que no está metida en delitos”, agregó Lemus, como explicación al porqué el PIB aumentó y no cayó como se esperaba.
Mientras que el economista Leonardo Vera, profesor titular en la Universidad Central de Venezuela, opina que en un clima de mayor estabilidad social, la economía despega desde otras aristas, entre ellas el turismo y las inversiones.
“El sector comercio en El Salvador había estado muy expuesto al tema de la extorsión lo que disminuyó muchísimo la rentabilidad de los negocios. Hoy, con los resultados en seguridad, el clima se vuelve más propicio para las inversiones. Seguramente hay un repunte de la industria turística y esa es una especie de rampa de salida”, dijo a la VOA.
El turismo en El Salvador aumentó un 36 % entre 2022 y 2023, según cifras oficiales.
Sin embargo, en las inversiones, la realidad es muy distinta: la Inversión Extranjera Directa (IED) es uno de los indicadores menos exitosos de la gestión Bukele.
En 2023, El Salvador captó 759 millones de dólares de inversión extranjera, según datos del Banco Central de Reserva (BCR). Una cifra por debajo de la inversión captada por países como Honduras, Guatemala, Costa Rica, Panamá, e incluso Nicaragua, cuya inversión fue de 1.230 millones de dólares el año pasado.
Lo que sí parece despuntar en El Salvador, es la inversión en bienes inmuebles. Desde el cambio en la seguridad, ha habido un interés de salvadoreños en el exterior y extranjeros, en invertir en la zona costera principalmente, que promete ser la principal lanza económica.
Según cifras oficiales, el mercado inmobiliario en El Salvador ha aumentado entre un 30 % y un 50 %.
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