Pedro quiere ser policía y Ana abogada. A Sofía le ilusiona estudiar veterinaria y a Roberto medicina. Los sueños de los niños migrantes que atraviesan México en su intento de llegar a Estados Unidos no se apagan.
Uno de cada cuatro migrantes que procede de América Latina y el Caribe es niño. Migran junto a sus familias o incluso solos.
De acuerdo con Naciones Unidas, desde 2023, los niños latinoamericanos migran en “cantidades récord» y ahora representan una proporción mayor a la población migrante de otras regiones del mundo.
Las organizaciones humanitarias Diálogo Interamericano y Save the Children visitaron tres albergues en Tijuana, México, donde conversaron con niños latinoamericanos y lo que vivieron para llegar a México.
“Había que subir montañas, pasar los ríos y las corrientes estaban fuertes. Yo me estaba ahogando cuando íbamos pasando uno, pero mi mamá no me soltó”. Este es el testimonio de un niño del sur de América en situación de movilidad.
“Me ha gustado el camino porque es para una nueva vida que, en verdad, la necesitan muchos migrantes. Y a veces no me ha gustado, pero hay que aguantar y ser fuertes”, cuenta otro de los niños entrevistados cuyos nombres no fueron revelados.
Varios de ellos han atravesado hasta siete países desde el sur de América hasta México sin apenas dinero o contactos. Algunos llegaron a Tijuana de autobus en autobus. Otros haciendo uso de La Bestia, un tren de carga que recorre México de punta a punta.
Según Diálogo Interamericano, la pobreza, la desigualdad, los conflictos armados, la inseguridad alimentaria y los desastres naturales son algunas de las causas de la migración de los niños y sus familias.
“A pesar de las terribles situaciones que tienen que atravesar, las niñas y los niños siguen viviendo su niñez. Tienen deseos: quieren ser bomberos, policías, médicos, astronautas o veterinarios. También comparten las mismas necesidades básicas como ir a la escuela, recibir vacunas, jugar y ser protegidos”, señala el informe “Niñas, niños y adolescentes en movilidad” de Diálogo Interamericano y Save the Children.
Según lo atestiguado en los albergues, los esfuerzos de los gobiernos de origen, tránsito, destino y retorno de la migración son positivos, pero insuficientes.
«Los gobiernos están obligados por el derecho internacional humanitario y sobre todo por el interés superior del niño a garantizar el respeto a su integridad física y emocional», explicó a la Voz de América, Salvador Amilcar Carrillo, miembro del Instituto Salvadoreño del Migrante .
En El Salvador, la organización ha atendido casos de niños nacidos en Belice a quienes se les dificulta acceder al sistema educativo formal por no contar con documentos de identidad salvadoreño.
En cuanto a los niños migrantes en Tijuana, estos reciben clases educativas no formales gracias a la intervención de actores de la sociedad civil y organismos de cooperación.
Aprenden de manera lúdica, jugando, y comparten sus experiencias con otros niños y niñas.
Según Diálogo Interamericano, los padres de estos niños se enfrentan a situaciones de discriminación, xenofobia o racismo por parte del sistema escolar. Además de barreras de tipo administrativo.
“La población migrante decide no acercarse a servicios gubernamentales porque tiene miedo a ser deportada. (…) Nos enfrentamos a directores o docentes que tienen rechazo hacia la población que se encuentra en movilidad”, explica una trabajadora del albergue no identificada en el informe.
La Constitución Política Mexicana y la Normativa de Acceso y Control Escolar de la Secretaría de Educación Pública establecen que los niños, niñas y adolescentes, sin importar su condición migratoria, tienen derecho de acceder al sistema educativo de ese país.
En cuanto a la salud, las organizaciones constataron que “a falta de políticas estatales”, quienes trabajan en los albergues recurren a llevar médicos privados, hacer acuerdos con hospitales en Tijuana o acudir a instancias privadas para atender a los migrantes.
Los peligros del viaje no son solo de vida sino también hay riesgos a la salud como enfermedades gastrointestinales por consumo de alimentos en mal estado o agua no potable. También deshidratación y heridas por su tránsito en las selvas.
Al igual que en la educación, los migrantes temen ser deportados si acuden a un servicio de salud de la zona.
Para el analista migratorio, Fernando Castro, las causas de la migración continúan siendo la falta de empleo y desarrollo en los países de origen, de los cuales la atención a los niños migrantes en situación de movilidad pasa a segundo plano.
«Las cancillerías en cada país deberían procurar programas de atención para los niños migrantes en los países de tránsito, por ejemplo México. Pero la realidad es que en los países ni siquiera se está generando el debido financiamiento para reducir el número de migrantes», dijo a la Voz de América.
La inmigración, un tema de campaña
Los dos principales candidatos a la Casa Blanca: la actual vicepresidenta demócrata, Kamala Harris y el expresidente republicano Donald Trump, han dejado clara su postura en torno a la inmigración.
Harris promete ampliar la seguridad en la frontera con México, además de echar a andar nuevamente el proyecto de ley fronterizo “más sólido en décadas», que implica la contratación de 1.500 agentes de la Patrulla Fronteriza para dar seguridad a la frontera y 4.300 oficiales de asilo quienes se encargarían de procesar las solicitudes de migrantes que busquen entrar al país norteamericano por la vía legal.
Trump, en cambio, se muestra más rígido, prometiendo deportaciones masivas.
Estados Unidos sigue siendo el destino de uno de cada cinco migrantes en todo el mundo, según la organización Diálogo Interamericano.
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