Valentina Guzmán Murillo, una niña mexicana de 11 años, pereció en la noche del viernes cuando la avioneta en la que se transportaba junto a su madre, Lizbeth Murillo, y un equipo médico, se estrelló en una carretera en Filadelfia, en el estado de Pensilvania.
Guzmán Murillo, luchaba con una enfermedad congénita llamada mielomeningocele o espina bífida y durante meses recibió tratamiento en el Hospital Shriners para niños de esa ciudad, desde donde salió en el vuelo hacia su país de origen que cayó un minuto después de su despegue.
“El Hospital Shriners para Niños está desconsolado al confirmar que una de nuestras pacientes pediátricas y la madre de la niña estaban a bordo de la ambulancia aérea Jet Rescue que se estrelló en Filadelfia”, dijo el hospital en comunicación escrita el día del accidente.
Shriners es una red de hospitales infantiles sin fines de lucro que atiende afecciones ortopédicas, quemaduras, lesiones de la médula espinal y otras condiciones en niños.
La espina bífida, según describen, es una enfermedad que afecta a la columna vertebral y puede provocar daños en la médula espinal y los nervios. Esto afectó el desarrollo de Valentina desde su nacimiento y le impedía caminar.
Una portavoz del hospital confirmó a la cadena de noticias BBC que más temprano ese viernes, personal de Shriners la habían despedido con una fiesta para celebrar que fue dada de alta.
Un amigo de la familia identificado como César Esparza, dijo a medios locales de Ensenada, Nuevo México, que la familia de Valentina había decidido llevarla a EEUU en agosto de 2024 con el fin de recibir tratamiento en ese hospital.
El Learjet 55 era una ambulancia aérea que tenía como destino final Tijuana en México, aunque antes debía hacer una parada en el estado de Misuri. Además de la niña y su madre, los dos pilotos, el doctor y el paramédico que iban en la aeronave también murieron en el accidente. Todos eran mexicanos.
La Junta Nacional de Seguridad del Transporte de EEUU (NTSB, en inglés) confirmó que el avión salió del aeropuerto a las 6:07 de la tarde, alcanzó una altitud de 487 metros, hizo un giro leve a la derecha, luego a la izquierda y después comenzó a caer rápidamente. La NTSB aseguró que no hubo informes de problemas con el avión y los controladores aéreos intentaron contactar a la tripulación antes del choque.
Unas 19 personas también resultaron heridas en tierra a consecuencia del impacto del avión, cuyos efectos se extendieron al menos a seis cuadras alrededor del accidente.
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