LA HABANA- Durante años, la propaganda oficial cubana proyectó la imagen de un país que protegía a sus ciudadanos, garantizando lo básico para vivir. Sin embargo, la realidad desmiente este discurso; Miguel Díaz-Canel, quien aseguraba que en Cuba nadie quedaba desamparado, enfrenta una verdad innegable, «la miseria es evidente y creciente».
El portal de noticias Tribuna de La Habana, expuso recientemente la crítica situación de los niños en la Isla, con casos de menores vendiendo pan y pidiendo limosna. En lugar de reconocer el fracaso del sistema, el artículo responsabilizó a los padres, asegurando que no se debe permitir que “padres inescrupulosos distorsionen la obra de nuestra revolución”. Paralelamente, el Pleno del Partido Comunista reveló el aumento de jóvenes fuera del sistema educativo y anunció sanciones para sus familias.
El mismo informe oficial destacó el incremento de personas que hurgan en la basura para sobrevivir, a quienes se les acusa de propagar enfermedades. Además, cientos de indigentes duermen en las calles tras ser abandonados por familiares que vendieron sus casas para emigrar, mostrando la desesperación generalizada.
En respuesta a la crisis, Díaz-Canel mencionó en el consejo de ministros de diciembre la atención a jubilados y trabajadores de bajos ingresos como prioridad para 2025. No obstante, su declaración enfatizó a quienes “entregaron la vida por la revolución”, lo que sugiere un beneficio exclusivo para los afines al régimen.
Si esta ayuda se limita a los leales al castrismo, se reafirmaría el sesgo ideológico en las políticas sociales cubanas, desmintiendo el discurso oficial de protección universal. La realidad sigue evidenciando que la miseria en Cuba ya no puede ser encubierta por la retórica oficialista.
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FUENTE: Con información de Cubanet