La vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez, rechazó este lunes un reciente pronóstico del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la economía venezolana, acusando al organismo de actuar con «sesgo» y de mantener una política de «agresión económica» contra el país.
En un mensaje publicado en Telegram, Rodríguez afirmó que el FMI no solo ha participado en lo que calificó como una «guerra económica» contra Venezuela, sino que también ha incurrido en una «política criminal» al «secuestrar los recursos del pueblo venezolano», incluso durante los peores momentos de la pandemia de COVID-19.
«El Fondo Monetario Internacional es un organismo errático que perdió su sentido de existencia y se presta para la agresión económica mundial», señaló. Además, destacó que Venezuela ha logrado 16 trimestres consecutivos de crecimiento económico «con esfuerzo propio», superando a varios países de la región que, a diferencia de Venezuela, «no enfrentan sanciones internacionales».
Rodríguez calificó las proyecciones del FMI como «infames» y «piratas», acusándolo de actuar con «mala intención y doble rasero». Según la vicepresidenta, el organismo multilateral se ha «desvirtuado» y se ha convertido en «instrumento del hegemonismo decadente del norte global».
Finalmente, aseguró que Venezuela continuará «laboriosamente, en unión nacional», enfrentando y superando los obstáculos que se interpongan en su derecho al desarrollo económico.
La proyección del FMI
En su informe de Perspectivas de la Economía Mundial publicado el 22 de abril, el FMI proyectó un panorama adverso para Venezuela, advirtiendo que el país sufrirá una contracción del 4 % en el Producto Interno Bruto (PIB) del país para 2025, así como una inflación interanual de 180 %, manteniéndose en un ciclo de recesión e hiperinflación.
El pronóstico contrasta con el último informe del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) que ha alertado sobre la posibilidad de una contracción significativa del Producto Interno Bruto (PIB) con tasas de crecimiento entre 1% y 3%.
Además, alertó que la región latinoamericana enfrenta riesgos de estancamiento prolongado si no impulsa reformas estructurales orientadas a la productividad, la inclusión laboral y el fortalecimiento institucional.
Asimismo, proyecta una desaceleración del crecimiento en las economías emergentes y en desarrollo, que pasaría del 3.7 % en 2025 al 3.9 % en 2026.