Laura Sarabia, hasta ahora canciller de Colombia, presentó este jueves su renuncia al presidente Gustavo Petro mediante una carta pública en la que expuso «desacuerdos fundamentales» con el rumbo de su gobierno.
«En los últimos días se han tomado decisiones que no comparto y que, por coherencia personal y respeto institucional, no puedo acompañar. No se trata de diferencias menores ni de quién tiene la razón. Se trata de un rumbo que, con todo el afecto y respeto que le tengo, ya no me es posible ejecutar», escribió Sarabia en un comunicado.
La decisión, descrita como «coherente» y «ética» por Sarabia, marca el fin de una relación política cercana que duró años y que incluyó roles clave como jefa de gabinete, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (Dapre) y del Departamento Administrativo para la Prosperidad Social (DPS).
«Mi renuncia es el resultado de una reflexión profunda, motivada por la responsabilidad que siento con mi conciencia, con el país y con la forma en que entiendo el ejercicio del poder público. Me retiro con la tranquilidad de haber entregado lo mejor de mí y con la certeza de que hay momentos en los que decir adiós es también una forma de cuidar», sostuvo.
La ahora exfuncionaria recordó su trayectoria junto a Petro, destacando momentos de «grandes victorias» y discusiones intensas, siempre bajo principios de «franqueza» y lealtad entendida como «cuidar del otro». Pese a los costos personales, calificó su experiencia como «enriquecedora» y reiteró su compromiso con una Colombia «más justa y humana».
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Sarabia aseguró que seguirá siendo una «interlocutora abierta al diálogo» para los desafíos del país, aunque sin aclarar sus planes futuros.
«Colombia sí puede ser una potencia de la vida. Ese sueño exige unidad, humildad y decisiones valientes. Ojalá logre construirlo en esta recta final», concluyó.