El gobierno de China expresó este lunes su rechazo al operativo militar de Estados Unidos en aguas cercanas a Venezuela, al que calificó como una «violación de la soberanía y los derechos legítimos del país.»
“La presencia militar estadounidense en el Caribe, frente a Venezuela, constituye una seria violación de su soberanía, seguridad e intereses legítimos, además de contradecir el derecho internacional”, afirmó durante una conferencia de prensa el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Lin Jian.
China advirtió que se opone “al uso indebido de la fuerza y a la injerencia en los asuntos internos de Venezuela bajo cualquier pretexto”. Según Pekín, estas acciones «generan inestabilidad regional y tensiones innecesarias».
Las declaraciones se produjeron en medio de nuevas fricciones entre Washington y Pekín sobre varios temas geopolíticos, incluyendo Taiwán y el Mar de China Meridional. No obstante, el señalamiento sobre el Caribe marca un énfasis en la defensa de la soberanía venezolana, uno de los principales aliados estratégicos de China en América Latina.
La cancillería china también instó a Estados Unidos a abandonar “la desinformación, la confrontación y el miedo” tanto en Asia como en el hemisferio occidental, y llamó a respetar la estabilidad de las regiones en disputa.
El pronunciamiento de Pekín se da en medio de una escalada en la región. El pasado 2 de septiembre, la Marina estadounidense atacó una embarcación que, según Washington, transportaba drogas desde Venezuela, dejando un saldo de 11 muertos. El presidente Donald Trump aseguró entonces que se trató de un “ataque cinético” contra miembros del Tren de Aragua, grupo que su administración vinculó al gobierno de Maduro.
El secretario de Estado Marco Rubio difundió en su cuenta de X un video del operativo, aunque el ministro venezolano de Comunicación, Freddy Ñáñez, alegó que las imágenes fueron “fabricadas con inteligencia artificial” y que se trataba de una “mentira al propio presidente Trump”.
Las tensiones entre Venezuela y Estados Unidos se intensificaron este fin de semana después de que el canciller Yván Gil acusara a la Armada estadounidense de abordar de manera hostil un atunero con nueve pescadores en aguas jurisdiccionales del país. Caracas calificó el hecho como una “violación flagrante de la soberanía” y exigió a Washington el cese inmediato de sus operaciones militares en el Caribe.
El incidente ocurrió el pasado viernes 12 de septiembre, cuando el buque venezolano Carmen Rosa, autorizado por el Ministerio de Pesca para realizar faenas en la Zona Económica Exclusiva, fue interceptado a 48 millas náuticas de la isla La Blanquilla por el destructor misilístico USS Jason Dunham (DDG-109). Según la Cancillería, efectivos estadounidenses fuertemente armados ocuparon la embarcación durante ocho horas, impidieron la comunicación de los tripulantes y paralizaron la actividad pesquera.
“El destructor, equipado con potentes misiles y marines altamente entrenados, desplegó 18 hombres armados que abordaron de manera hostil un barco inofensivo”, denunció Gil, al advertir que la operación fue “desproporcionada” y representa una “provocación directa a través del uso ilegal de medios militares exagerados”.
El ministro sostuvo que quienes ordenan estas maniobras buscan crear un “incidente que justifique una escalada bélica en el Caribe” y acusó a sectores políticos de Washington de emplear a soldados y recursos de alto costo como “instrumentos para fabricar pretextos de aventuras militares”.
En un comunicado, el gobierno de Nicolás Maduro reiteró su compromiso con la paz, pero advirtió que seguirá defendiendo su soberanía “frente a toda provocación”. Además, llamó al pueblo estadounidense a “rechazar la utilización de sus soldados como piezas de sacrificio para sostener los deseos de una élite codiciosa y depredadora”.