El tifón Ragasa, uno de los más potentes registrados en la región en los últimos años, golpeó Hong Kong y el sur de China el miércoles con olas gigantes y ráfagas de viento que superaron los 240 kilómetros por hora, tras causar graves estragos en Taiwán y Filipinas.
En Taiwán, al menos 15 personas murieron después de que intensas lluvias provocaran el desbordamiento de un lago en el condado de Hualien, arrasando carreteras y viviendas. En Filipinas se reportaron 10 fallecidos, entre ellos siete pescadores que se ahogaron tras volcar su embarcación en la provincia de Cagayán. Cinco personas más siguen desaparecidas.
En la provincia china de Guangdong, casi 1,9 millones de habitantes fueron evacuados como medida preventiva. Una estación meteorológica en Chuandao registró ráfagas de hasta 241 km/h, un récord para la ciudad de Jiangmen. El tifón tocó tierra en la isla de Hailing, en la ciudad de Yangjiang, con vientos máximos cercanos a los 144 km/h.
En Hong Kong, los vientos derribaron árboles, arrancaron partes de estructuras y lanzaron un barco contra la costa, dañando el paseo marítimo. Más de 80 personas resultaron heridas y cientos se refugiaron en albergues temporales. En Macao, las inundaciones convirtieron las calles en ríos, obligando a los equipos de rescate a usar botes inflables.
Las autoridades suspendieron vuelos, clases y actividades en fábricas en más de una docena de ciudades. Aunque en algunas zonas se preparaban para retomar la normalidad, en otras el riesgo de lluvias torrenciales y deslizamientos seguía siendo alto.
Según el observatorio de Hong Kong, Ragasa es el ciclón tropical más fuerte registrado este año en el noroeste del Pacífico y el mar de China Meridional, y el segundo más intenso en esa zona desde 1950, empatando con los tifones Saola (2023) y Yagi (2024).
En Filipinas, cerca de 700.000 personas se vieron afectadas, incluyendo 25.000 que buscaron refugio en albergues de emergencia. En Taiwán, más de 8.000 residentes del municipio de Guangfu quedaron atrapados por las inundaciones, aunque la mayoría logró refugiarse en zonas elevadas mientras continuaban las operaciones de rescate.