Daniel Vázquez no siente un alivio en el bolsillo por la baja de la inflación en Argentina, sobre todo porque su salario de docente universitario está estancado, en medio de una crisis económica que dejó al 52,9% de la población en la pobreza.
«Lo que uno ve es que no hay referencia de precios. Es tremendo esto porque uno pierde noción de lo que es caro de lo que es barato y, más allá de lo que digan los índices, las cosas siguen aumentando», dijo Vázquez en una feria barrial de Buenos Aires, mientras hacía las compras.
«No parece haber mucha explicación de por qué, pero las cosas siguen aumentando y lo único que además no aumenta son los sueldos, entonces el desfasaje es muy, muy grande», agregó.
Según la mediana de un sondeo de Reuters, el Índice de Precios al Consumidor que se difundirá el jueves por la tarde habría anotado una variación alcista del 3,5% en septiembre, con lo que arrojaría su mejor registro desde fines de 2021.
Para Iván Cortesi, un programador de 30 años, los precios de los alimentos no aumentaron tanto en septiembre como en los meses anteriores, pero sí hubo un alza fuerte en los servicios.
«Este último mes hubo un aumento bastante importante en todo lo que son los servicios. Si bien creo que los aumentos más grandes fueron en los meses pasados, no deja de ser considerable. En cuanto a lo que es la comida y todo eso por ahí lo veo bastante parecido», afirmó al ser consultado sobre el impacto de una inflación del 236% interanual.
El poder de compra de los salarios se derrumbó cuando el presidente ultraliberal Javier Milei devaluó la moneda local al asumir en diciembre, a lo que sumó un fuerte ajuste del gasto público que afectó especialmente a docentes, médicos, pensionados y trabajadores estatales e informales.
El mandatario ha logrado bajar la inflación en los últimos meses, uno de sus principales objetivos junto con el equilibrio fiscal, que implicó recortes salariales, despidos y una reducción de subsidios a los servicios públicos y el transporte.
Las medidas profundizaron una recesión y golpearon el bolsillo de los argentinos, muchos de los cuales han tenido que ajustarse el cinturón para llegar a fin de mes.
«Por suerte tengo la ayuda de mi familia, así que dentro de todo se vive, pero buscás ajustar lo que puedas», dijo Federico Magistres, de 23 años.
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