Reclutas, entre ellos estudiantes tan jóvenes como los que murieron en Markiivka, que regresaron de las unidades militares rusas en la región ucraniana de Donetsk, controlada por Rusia. (REUTERS/Alexander Ermochenko)
La guerra de Ucrania está teniendo un “profundo impacto” en la salud mental de los adolescentes ucranianos que, desde la invasión rusa, acumulan un importante atraso educativo, carecen de recursos para lidiar con el trauma del conflicto y están más expuestos a la violencia, según la ONG Plan International.
En una declaración publicada esta semana con motivo del segundo aniversario del inicio de la guerra, la organización alertó del “aumento y agravamiento” de los problemas de salud mental entre los jóvenes ucranianos.
Entre ellos destacan el insomnio, el miedo a salir de casa y la angustia por los seres queridos que se encuentran en el frente, a los que hay que sumar una situación de estrés continuo y un mayor aislamiento social.
“Nos preocupa especialmente el impacto a largo plazo de la falta de escolarización de los niños y niñas”, asegura a EFE Camila Mariño, directora de comunicación de la respuesta de Plan International en Ucrania.
Mariño explica que la interacción entre pares es “fundamental” para el desarrollo psicosocial de niños y adolescentes y advierte de las dificultades que cinco años de clases no presenciales, “primero por la covid-19 y después por la guerra”, están ocasionando entre los más jóvenes.
Según sus estimaciones, más de 500.000 niños y niñas siguen sin poder ir a la escuela en el país, ya sea porque los centros han sido destruidos en los bombardeos o porque la situación en las zonas donde viven les impide desarrollar su vida con normalidad.
“Esta situación provoca un vacío generacional y una constante sensación de incertidumbre. Hemos hablado con adolescentes que dicen no querer hacer amigos porque saben que en cualquier momento pueden tener que irse y no los van a volver a ver”, relata Mariño por videollamada desde Kiev.
Brechas de género
Aunque el foco mediático está puesto en lo que sucede en el frente, desde Plan International temen que en la retaguardia ucraniana se estén abriendo “profundas brechas de género” perjudiciales para la sociedad.
La organización avisa de que en estos dos años se ha potenciado una “visión militarizada” de la masculinidad, según la cual los hombres se erigen como los defensores del país y las mujeres como las encargadas de cuidar del hogar y la familia.
“Esta visión ya está calando entre algunos niños, que asumen que su futuro está en la guerra y están listos para matar; pero también entre las niñas, que en su mayoría han absorbido las responsabilidades domésticas y adoptado un rol de apoyo emocional”, apunta Mariño.
En este contexto, las mujeres son todavía más vulnerables a la violencia de género, que en Ucrania se manifiesta habitualmente en el ámbito de la pareja e incluye formas de violencia como la sexual o la reproductiva.
Naciones Unidas estima que 3,6 millones de mujeres necesitan de forma urgente servicios de prevención y respuesta a este tipo de violencia, muy presente en redes sociales y aplicaciones de mensajería, que los ucranianos utilizan a diario para seguir la evolución del conflicto.
Las búsquedas de términos de explotación sexual relacionados con refugiadas ucranianas aumentaron en estos espacios un 300% tras la invasión rusa, algo que evidencia la “necesidad de adoptar una respuesta humanitaria con un enfoque de edad y de género”, según la ONG.
“¿Cómo puedo ayudar a mi país?”
Pese a llevar dos años viviendo en un estado de excepción, Mariño destaca que los jóvenes ucranianos son “muy resilientes” y que, en vez de lamentar las pérdidas, se muestran “ansiosos” por participar en la reconstrucción del país.
“No han parado de hacerse preguntas desde que empezó la guerra, pero las dos que escuchamos con mayor frecuencia son ‘¿cómo puedo ayudar a mi país?’ y ‘¿qué puedo hacer para construir un futuro mejor?’”, concluye.
EFE