Joe Biden se reúne el sábado por última vez como mandatario de Estados Unidos con el presidente chino, Xi Jinping en Lima, Perú, al margen del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, en inglés).
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El objetivo de los líderes es bajar las tensiones antes de la investidura del presidente electo Donald Trump, sin embargo esto se ve flanqueado por nuevas preocupaciones sobre ciberdelincuencia, comercio, y las relaciones con Taiwán y Rusia.
Biden y Xi se reunirán en lo que serán sus primeras conversaciones en siete meses, mientras los líderes de la cuenca del Pacífico están analizando las implicaciones del regreso de Trump como presidente de EEUU, el 20 de enero.
Según la Casa Blanca, Biden también abordará los desafíos de EEUU con el tráfico de fentanilo, las consecuencias del cambio climático, los derechos humanos, y otros asuntos de crucial importancia.
Hasta el momento no se ha revelado la hora exacta de la reunión bilateral Biden-Xi.
Inicio del «progreso» en la relación EEUU-China
El regreso de Trump ha arrojado una nube de incertidumbre sobre los esfuerzos de Washington y Pekín para aliviar su tensa relación, iniciada en una reunión histórica entre Xi y Biden en California hace un año.
La Casa Blanca dijo que la reunión de este sábado «marcará el progreso» en la relación entre Estados Unidos y un Pekín cada vez más asertivo.
Pero también tenía como objetivo superar un «delicado período de transición» y garantizar que la competencia con China «no se convierta en conflicto», dijo el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan.
Washington está indignado por el reciente pirateo de las comunicaciones telefónicas de funcionarios del Gobierno y de la campaña presidencial de Estados Unidos, vinculado a China, y preocupado por la creciente presión de Pekín sobre Taiwán y el apoyo chino a Rusia.
El presidente de Taiwán, Lai Ching-te, tiene previsto hacer escala en el estado estadounidense de Hawái y quizá en Guam, en una delicada visita que seguramente enfurecerá a Pekín en las próximas semanas, informó Reuters el viernes. China considera Taiwán, gobernado democráticamente, como su propio territorio.
Estados Unidos es el principal apoyo internacional y proveedor de armas de Taiwán, pese a la falta de reconocimiento diplomático formal.
Al mismo tiempo, la economía de Pekín está recibiendo un duro golpe por las medidas de Biden en materia de comercio, incluido un plan para restringir la inversión estadounidense en inteligencia artificial, computación cuántica y semiconductores chinos y restricciones a la exportación de chips informáticos de gama alta. Se espera que todos estos temas figuren en las conversaciones, según funcionarios estadounidenses.
Un «cambio político»
Por su parte, Biden dijo que el mundo había «llegado a un momento de cambio político significativo», al reunirse con los líderes de Japón y Corea del Sur, aliados clave de Estados Unidos en Asia.
Biden dijo que los lazos de Estados Unidos con los dos países eran esenciales para «contrarrestar la peligrosa y desestabilizadora cooperación de Corea del Norte con Rusia» mientras Pyongyang envía tropas a luchar en Ucrania.
La importante reunión no ha estado excenta de las protestas de los peruanos debido al clima de inseguridad que vive la nación.
China niega sistemáticamente las acusaciones estadounidenses de piratería informática, considera Taiwán un asunto interno y ha protestado por las declaraciones estadounidenses sobre el comercio chino-ruso. Un portavoz de la embajada china en Washington declinó hacer comentarios.
Trump ha prometido adoptar aranceles generales del 60% sobre las importaciones estadounidenses de productos chinos como parte de un paquete de medidas comerciales de «EEUU primero». Pekín se opone a esas medidas.
En la comparecencia del miércoles Sullivan describió la transición como «un momento en el que los competidores y adversarios pueden ver una posible oportunidad». Biden subrayará con Xi la «necesidad de mantener la estabilidad, la claridad y la previsibilidad a través de esta transición entre Estados Unidos y China».
[La periodista de VOA, Celia Mendoza, contribuyó desde Lima a este reporte. Parte de la información provino de Reuters y Agence –France-Press]
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