El BRICS (grupo conformado por los gobiernos de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) nació hace más de una década como respuesta geopolítica al Grupo de los 7 (El G7 está conformado por los siete países más industrializados del mundo: Francia, Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Italia y Alemania).
Los países que integran al BRICS representan más del 40% de la población mundial y alrededor del 26% de la economía global y se ha convertido en un foro político alternativo para los países fuera de los canales diplomáticos que se consideran dominados por las democracias occidentales.
En enero de 2024 los integrantes del grupo admitieron la expansión a cuatro nuevos miembros: Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos.
En el último encuentro del grupo celebrado en Kazán (Rusia) el pasado 26 de octubre se acordó invitar como socios políticos del grupo Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam, dejando por fuera las pretensiones del régimen de Nicolás Maduro de ser incorporado, al menos, como socio político.
Venezuela, que se encuentra en las puertas de una nueva recesión tiene en el BRICS la solución para evadir las sanciones sectoriales de Estados Unidos y las sanciones personales de la Unión Europea. Además, Maduro coquetea con la idea debatida por los países observadores de los BRICS de crear un nueva moneda y sistemas de pagos alternativos al dólar y el Euro.
En la reciente cumbre de los BRICS los países incorporados al grupo en enero acordaron, entre otras cosas, elaborar un sistema de pago alternativo para reducir la dependencia del dólar y de los sistemas occidentales. Sin embargo, es dudoso que logren conseguir avances muy sustanciales, en vista que los ministros de finanzas de China, India y Suráfrica ni siquiera se presentaron a la reunión previa a la cumbre, síntoma del escaso interés y viabilidad de los planes
Sin salvavidas económico
La negativa de los integrantes del BRICS, especialmente Brasil, de permitir el ingreso de Venezuela al grupo coincide con el deterioro de los indicadores económicos en el país. Un solo dato de la consultora Ecoanalítica sirve para ejemplificar la compleja situación de Venezuela: En octubre de 2024 un venezolano debió invertir hasta 450 dólares para comprar todos los productos que le costaron 100 dólares en 2019.
Antes de negarse el ingreso de Venezuela en la cumbre de Kazán, Maduro aseguraba que “los BRICS se han convertido en el epicentro del mundo multipolar y sobre todo son la esperanza de los países del sur global que aspiramos al desarrollo tengamos una economía que no se maneje en base a las sanciones, a los chantajes, si no una economía en base a la cooperación, al comercio verdaderamente libre (…) Venezuela está orientada desde hace muchos años ya, pero hoy más que nunca, hacia los BRICS. Tecnología con los BRICS, mercado con los BRICS, capital fresco para invertir con los BRICS, socios seguros de este grupo. Cuando ingresemos a los BRICS y estemos en el sistema multimonetario de los BRICS, podrán respetar a Venezuela si tenemos una moneda sustentada en la verdad productiva del país”.
No obstante, Brasil frustró estas expectativas. La cancillería brasileña sostiene que impedir al régimen venezolano la incorporación al BRICS obedece a que Nicolás Maduro abusó de la confianza del presidente Lula Da Silva tras las elecciones presidenciales del 28 de julio al incumplir la promesa de presentar las actas oficiales de los resultados.
“El problema con Venezuela en los BRICS no tiene que ver con la democracia, sino con un abuso de confianza. El abuso de confianza fue algo grave. Nos dijeron algo y no se hizo”, ha declarado Celso Amorín, asesor especial del gobierno de Brasil para las relaciones internacionales.
El internacionalista Mariano de Alba explicaba antes de la reunión de Kazán que los integrantes del “BRICS están decepcionados con el manejo de la economía venezolana, no creo que pueda ser un salvavidas para el gobierno de Nicolás Maduro.”
No obstante, advierte: “La comunidad internacional occidental tiene que tener mucho cuidado en no volver el conflicto venezolano, un conflicto geopolítico. Porque entonces, si vamos a ese escenario, va a hacer mucho más difícil resolver el conflicto. Rusia y China no están dispuestos a dar un apoyo económico sustancial a Venezuela, (…) pero si son países que valoran mucho el apoyo que reciben del gobierno de Maduro en instancias internacionales y si esto se vuelve un tema geopolítico, muy probablemente si van a apoyar desde el punto de vista político.”
El veto de Brasil a Venezuela fue muy mal recibido por los integrantes de la coalición gobernante que encabeza Maduro. El expresidente del Parlamento Francisco Ameliach
asegura que la decisión de Lula “fue una operación de quinta columna dentro de los BRICS”, mientras el Fiscal General Tarek William Saab acusa al presidente del gigante de Sudamérica de trabajar para la CIA, al tiempo que el actual presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, sostiene que el asesor para temas internacional de Brasil, el excanciller Celso Amorín, “se comporta como un mensaje del imperialismo norteamericano, dedicado de manera impertinente a emitir juicios de valor sobre procesos que solo le corresponden a los venezolanos”.
“Puro cuento”
Para el economista José Guerra “lo del BRICS es un cuento, porque el tamaño de la economía venezolana es del tamaño de Honduras aproximadamente. ¿Qué tiene que buscar Venezuela en el BRICS? Nada. Ahora, Venezuela puede sobrevivir (a nuevas sanciones) a costa de una penuria. Por ejemplo, yo creo que en el caso de Chevrom que es la que tiene viva a Venezuela, si el gobierno de EEUU revoca la licencia, que yo no estaría de acuerdo, e impone limitaciones, vamos a tener dificultades enormes”.
Para Guerra, “si Maduro insiste en mantenerse en el poder después del 10 de enero va a tener serios problemas porque es un país que, al no ser reconocido, le va a quedar un campo de acción internacional muy limitado. Rusia no es solución para Venezuela actualmente, está en un serio problema con la guerra en Ucrania. China, que fue el otro soporte, no le está prestando un céntimo a Venezuela. Maduro puede gobernar, pero a la fuerza, con represión, llenando cárceles. ¿Eso es viable? Claro que no, en algún momento eso va a reventar. Un gobierno por la fuerza no se va a sostener en Venezuela”.
Según el politólogo Ricardo Sucre para Maduro “pertenecer al BRICS tiene dos propósitos políticos: entrar en una nueva correlación de poder geopolítico y salir del alineamiento de Occidente y comunicar fuerza política, una especie de “respetabilidad autoritaria” al pertenecer al bloque dado que importantes integrantes y líderes como Rusia y China no son democracias liberales o sujetas a la independencia de poderes y menos a la idea de un pluralismo político”.
Desde la perspectiva de Sucre ”hay dos motivos estructurales para la no admisión de nuestro país al bloque. Venezuela no calza para entrar a los BRICS desde dos sentidos, el económico y el político”.
Mientras la coalición gobernante en Venezuela arremete contra Brasil por vetar el ingreso de la tiranía de Maduro al BRICS, el Fondo Monetario Internacional proyecta que la inflación promedio anual en Venezuela cierre con una variación de 59,61% en 2024, con un incremento importante en 2025 cuando el aumento del índice de precios se estima en 71,65%.