Proyectos de Fudeci buscan sensibilizar a los entes gubernamentales, a las comunidades locales y a las empresas para proteger a estos seres vivos.
En la naturaleza hay depredadores o presas, se caza o se es cazado. La existencia de ambos grupos determina el equilibrio de la cadena trófica, esa corriente energética y de nutrientes que se establece entre las distintas especies de un mismo ecosistema. Tanto el caimán del Orinoco como el sapito arlequín son depredadores y presas fundamentales para sus respectivas comunidades biológicas y, sin embargo, ambos están en riesgo de extinción. Pero no todo está perdido.
Desde la Fundación para el Desarrollo de las Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Fudeci) – organización de la sociedad civil sin fines de lucro creada por la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela (Acfiman) en 1973- se viene trabajando para evitar su extinción. La reciente presentación de estos proyectos en el Palacio de las Academias inauguró una nueva serie de seminarios de la Acfiman, que se realizarán los últimos miércoles de cada mes para dar a conocer los esfuerzos investigativos de sus académicos en áreas de su competencia, explicó la doctora Liliana López, presidente de la Acfiman.
Sapo arlequín de Rancho Grande (Atelopus cruciger)
Situación global
Según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), los anfibios son uno de los grupos de vertebrados más amenazados del planeta. De las 8 011 especies evaluadas en el mundo, 41 % (dos de cada cinco) están en una de las tres categorías de amenaza (Vulnerable, En Peligro y En Peligro Crítico). De hecho, en las últimas dos décadas se han declarado extintas 37 especies de anfibios.
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