Pasada las nueve de la noche, Idania, 26 años, jinetera, después de darle un puré de malanga a su hijo de seis años, se maquilló, se puso un ajustado vestido negro de Shein y unos tacones de puntera fina. Antes de salir “pal’fuego”-prostituirse- pasó por la habitación donde vive su madre y le dejó el desayuno del niño y mil pesos por cuidárselo. “Estaba tomando alcohol del malo con su nuevo marido. Es mi mamá, pero me cobra por cuidar a su nieto, aunque gracias a mí tiene garantizada la comida”, dice Idania.
La joven reside en un apartamento interior en el barrio pobre de Jesús María. En noches alternas camina con dos amigas y un par de travestis por el Parque Central, el Paseo del Prado y los bares privados donde suelen ir turistas. Según Idania, cada vez es más difícil hacer dinero. «Hace nueve años comencé a jinetear y en una noche ganaba 100 dólares. Cuando Obama cuadró la caja con estos bandoleros (los gobernantes cubanos) los yanquis estaban ‘a pululu’ por La Habana. Cualquiera te invitaba a comer o a un trago” .
Pero las cosas han cambiado. “Los yumas (extranjeros) escasean y los cubanoamericanos, que son los mejores clientes, cuando vienen a vacilar ya han cuadrado con sus jevitas. Si no ligaste un punto (cliente) por WhatsApp o las redes sociales, tienes que salir a ‘luchar’ la calle”. La prostitución en Cuba cambió su modus operandi después del acceso a internet y tras el paso de la pandemia.
“Ahora existe el sexo virtual. Tu mandas fotos y videos a un tipo y él te deposita dinero en tu cuenta. En pesos si es cubano y en divisas si es extranjero. Tengo de las dos tarjetas. Si alguno quiere conocerte personalmente, le cobro 80 o 100 dólares, pero si se pone a regatear, acepto 40 o 50 dólares por una noche. Si logras engancharlo, te compra comida y cosas para la casa. El dinero del sexo por internet lo cojo para los gastos diarios. Por una sesión de fotos se cobra de mil a dos mil pesos. Y por los videos, si es un cuadro lésbico, de cuatro mil a cinco mil pesos”, explica Idania.
El miércoles 26 de febrero, ella, las dos jineteras y los dos travestis pensaban pasar primero por el parque El Curita, a comprar dos cigarrillos de marihuana y tres tiras del kímico, la droga sintética de moda en Cuba. Después, recorrer los hoteles Manzana Kempiski, Parque Central y Packard. “Si no cuadrábamos con un yuma, íbamos a ir a bares de la Habana Vieja. Es que hay más oferta que demanda y al final casi siempre terminas ligando a cubanos. Pero es mejor llegar a la casa con una calderilla que sin nada”, confiesa Idania.
Para su sorpresa, ese miércoles había un amplio despliegue policial por la zona. “En El Curita, los antidrogas habían montado un operativo y por el Parque Central desalojaron a las matadoras de jugadas (jineteras baratas) y los travestis del Boulevard de San Rafael. En las inmediaciones del Capitolio habían dos camiones de boinas negras, motos de la Seguridad del Estado y policías que te impedían el paso por las calles aledañas. En la escalinata del Capitolio pusieron unas alfombras negras como si estuvieran en los premios Oscar. La fachada era un derroche de luces color salmón, parecía otro país. Entonces nos enteramos que se iba a efectuar una velada por el Festival del Habano”, comenta Idania.
Uno de los travestis que dice llamarse Aitana, señala que “los invitados llegaban al Capitolio a golpe de Mercedes Benz, Audi y autos americanos con cristales oscuros. Todo el mundo vestido de etiqueta. Lo primero que pensé fue pernoctar cerca para ver si después que terminara el evento, algunos invitados buscaban sexo. Pero esa gente, evidentemente, eran de alcurnia y estaban en su mundo”.
Justo al fondo del Capitolio, sede de la monocorde Asamblea Nacional del Poder Popular, una pantomima creada por el castrismo para intentar vender al mundo de país ‘democrático’, Lázaro, anciano de 76 años que vive con su esposa y un nieto, apuraba un plato de sopa, acompañado por un trozo de pan y un vaso de refresco instantáneo de mango, su única comida del día. En la acera de enfrente de su vivienda, el despliegue de pompas y luces contrastaba con la oscuridad y la miseria de los alrededores. “Esta gente (el régimen) anda al berro. Ya ni siquiera cuidan las apariencias. Al igual que otros viejos mayores de 70 años, creí en el proceso. Fidel nos comió a cuentos (mentiras)”, afirma Lázaro.
Una persona que participó en el Festival del Habano en su edición 2025, cuenta que el gobierno tiró la casa por la ventana. «Para la cena en el Capitolio y para la de la clausura del Festival, celebrada al día siguiente en Pabexpo, contrataron chefs extranjeros. Había varias clases de carnes, pescados, mariscos y hasta faisán. La cata de vinos era del primer mundo. Mientras mi familia, residente en otra provincia, tiene que aguantar apagones de 23 horas seguidas, las autoridades derrochan la electricidad en eventos. Con el consumo de las cuatro jornadas del Festival del Habano se mantiene alumbrado cualquier pueblito durante diez días. Los invitados estuvieron alojados en el hotel conocido como la Torre K, recién inaugurado en el Vedado, y en casas de protocolo en el reparto Cubanacán. No faltó el combustible ni la comida. Movilizaron a medio ejército y a la policía de la capital. Contrataron músicos y grupos foráneos como Earth, Wind&Fire, una banda que ya pasó de moda, pero por un pastizal (dinero) vinieron a cantar”.
La prensa estatal, controlada por la dictadura verde olivo, no publicó sobre los gastos, la lista de invitados ni describió los platos ofrecidos en las cenas. Intentaron vender el relato de siempre: ‘nos vemos obligados a practicar un poco de capitalismo y con los dólares recaudados mejoraremos el socialismo’. El lunes 24 de febrero, el mismo día que se conmemoraba el quince aniversario de la muerte por una huelga de hambre del preso político Orlando Zapata Tamayo, el diario digital Cubadebate reseñaba que el Festival del Habano 2025 se enfocaría en la innovación y la tradición.
La prensa oficial destacó la presencia de 1,300 mil participantes de más de un centenar de países y con un tufillo de orgullo, resaltó que en la tradicional Subasta de Humidores se recaudaron 17,9 millones de euros (más de 18 millones de dólares). Y subrayó que el dinero se utilizaría en la deteriorada salud pública de la Isla. Los aburridos presentadores del noticiero de televisión recordaron que el monopolio Habanos S.A. (empresa mixta compartida por GAESA y España), tuvo ingresos de 827 millones de dólares en 2024, 106 millones más que en 2023.
Gilberto, campesino de una plantación de tabaco en Pinar del Río, señala que “los tabacaleros pinareños se preguntan cuál es el camino que cogen las ganancias en esos Festivales del Habano, pues cada vez recibimos menos combustible, insumos y fertilizantes. Hubo un tiempo, antes de la inflación y la crisis económica, que ganábamos un buen billete. Ahora ese dinero se evapora en los gastos corrientes. Y para colmo, el gobierno le debe miles de pesos a muchos tabacaleros. El que no tiene un negocio por la izquierda pasa tremendo trabajo”.
Los medios estatales fueron muy cuidadosos a la hora de informar sobre las actividades realizadas en el Festival del Habano. “Teníamos indicaciones de no publicar ninguna nota que resaltará el lujo. Solo recalcar el dinero recolectado y su posterior uso público”, dijo un periodista oficial. Pero en las redes sociales trascendieron los derroches de luces, lujos, refinamientos y los millones de dólares en las cuentas de los invitados.
Ana Teresa Badía, profesora y periodista del régimen, criticó duramente el evento en su perfil de Facebook: “¿Qué se quiso trasmitir con este Festival del Habano? En un mundo en el cual cada vez más la construcción de la opinión pública es simbólica, esto es muy desacertado. Error grave de comunicación política que entierra la ideología que ha defendido Cuba. El lugar -el Capitolio, donde se efectuó una de las veladas- es la sede de nuestro Parlamento y ahora se utilizan imágenes que asemejan a una especie de burdel de los años cincuenta”.
Varios intelectuales también se escandalizaron con el evento. La musicóloga e investigadora Rosa Marquetti, publicó: “A ver: ¿es así o estoy equivocada? El Capitolio Nacional de Cuba es la sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que a su vez, es la sede de la soberanía nacional, según los instrumentos constitutivos de la nación. Entonces, ¿cómo hay que entender este sarao cuasi privado al pie de la estatua que representa la imagen de la Patria y junto a la Tumba del Mambí desconocido? ¿Qué nos están queriendo decir con esta obscenidad?”.
Idania, la prostituta habanera lo ve de una manera más simple: “Lo de ellos (los gobernantes) es ganar dólares. El pueblo que se joda”. Es que en la Isla existe un país bicéfalo: tiendas dolarizadas para la los que tienen divisas y miseria socializada para el resto, que es la mayoría de la población.