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En un acto que fue calificado por el presidente Nicolás Maduro como “un regalo para el pueblo venezolano que puede costear un servicio de ron en $250”, el gobierno nacional dio inicio a la temporada navideña con el encendido de la pala de pádel del Ávila, una obra de arte que simboliza la unión, la paz y el mal gusto colectivo entre los venezolanos fanáticos de las esculturas de gorilas rojos.
Por: El Chigüire Bipolar
En la edición vespertina del programa “En Contacto Con Maduro” y rodeado de ministros, militares, padelistas y ministros militares que también son padelistas, Maduro, primer mandatario y la única persona del ejecutivo con la habilidad de beberse un vaso de chicha a fondo blanco, celebró el encendido de la pala de pádel del Ávila: “Esta pala de pádel es una obra maestra de la ingeniería socialista, bolivariana y padelista, pues. Una infraestructura para todos, para todas y para todes, hmmm, hablando de eso, tráiganme un Toddy, pues”, aseveraba el gobernante segundos después de olvidar su discurso por estar imaginando una jarra de su bebida achocolatada favorita. “Esa pala de pádel representa la fuerza de los venezolanos luchando en contra del imperialismo, en contra del fascismo, en contra del mariacorinismo que no quiere que el pueblo juegue pádel porque ellos juegan tenis como Roger Federererer (sic). Me siento orgulloso de ser venezolano, esta obra de arte no tiene nada que envidiarle a la torre Eiffel o al Cristo Redentor, es una muestra que Venezuela puede ser un país potencia del mundo mundial, así te lo digo”, comentó el funcionario público acusado de acabar con todos los yogures del minibar presidencial