Un tanque ruso en Ucrania. Chips y componentes informáticos fabricados en Estados Unidos que pueden utilizarse en tanques han llegado a Rusia a través de las rutas comerciales de Asia Central. (AP, archivo)
A pesar de las sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados, China continúa enviando drones y chips informáticos a Rusia, utilizando rutas comerciales a través de Asia Central, específicamente por Kazakhstan y Kirguistán. Estas acciones subrayan el desafío que supone intentar restringir los suministros que apoyan el esfuerzo bélico de Moscú, dos años después de la invasión de Ucrania.
Los productos de doble uso, categoría que engloba a aquellos bienes que pueden tener aplicaciones civiles y militares, son el centro de este comercio ilícito. Estados Unidos y la Unión Europea han creado listas de estos productos, intentando evitar su llegada a territorio ruso, pero la eficacia de estas restricciones ha sido limitada.
Un reporte de la Escuela de Economía de Kiev, citado en un informe del Wall Street Journal, indica que, en los primeros diez meses de 2023, Rusia importó productos de doble uso por valor de 8.800 millones de dólares, lo cual representa apenas un 10% menos que en el periodo previo a las sanciones.
Según un análisis de C4ADS, una firma de investigación basada en Washington, citada por el diario estadounidense, la vía por Asia Central es crucial para la entrada de tecnología occidental en Rusia, la cual incluye desde microelectrónica hasta artículos de lujo, usados tanto en el conflicto ucraniano como para consumo personal.
Solo en 2023, las exportaciones chinas hacia Kazakhstan y Kirguistán de los artículos bajo sanción ascendieron a USD1.300 millones, un 64% más que en 2022. Además, estos países no son las únicas rutas; mercancías semejantes también pasan por los Emiratos Árabes Unidos y Turquía.
“La ruta comercial de Asia Central es especialmente importante porque introduce en Rusia una gran concentración de mercancías producidas en Occidente”, incluyendo microelectrónica y piezas de automóviles, dijo Natalie Simpson, una analista de Rusia en C4ADS, al WSJ.
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