“Todo empezó con la observación de un mutante de la especie modelo Arabidopsis thaliana, el berro thale, cuyo tallo era sorprendentemente transparente”. Esta imagen muestra plantas de Arabidopsis thaliana: izquierda, iluminación desde arriba; derecha, iluminación lateral (Martina Legris © CIG-UNIL)
Un estudio de científicos de Suiza, publicado en Science, mostró que los vegetales utilizan canales de aire para crear una señal luminosa direccional y regular. Los detalles
Las plantas no tienen órganos visuales, entonces ¿cómo saben de dónde viene la luz? Esa es una pregunta que los científicos han tratado de responder. En un original estudio realizado recientemente que combina experiencia en biología e ingeniería, el equipo dirigido por el profesor Christian Fankhauser de la Universidad de Lausana (UNIL), en colaboración con colegas del Clúster de Energías Renovables (EPFL), ha descubierto que un tejido vegetal sensible a la luz utiliza las propiedades ópticas de la interfaz entre el aire y el agua para generar un gradiente de luz que es visible para la planta. Estos resultados fueron publicados en la revista Science.
Por Infobae
La mayoría de los organismos vivos (microorganismos, plantas y animales) tienen la capacidad de determinar el origen de una fuente de luz, incluso en ausencia de un órgano visual comparable al ojo. Esta información es invaluable para orientarse o posicionarse de manera óptima en el entorno.
Percibir de dónde proviene la luz es particularmente importante para las plantas, que utilizan esta información para posicionar sus órganos, un fenómeno conocido como fototropismo. Esto les permite capturar más rayos del sol, que luego convierten en energía química mediante el proceso de fotosíntesis, un proceso vital que es necesario para la producción de casi todos los alimentos que comemos.
Aunque se conoce desde hace mucho tiempo cuál es el fotorreceptor que inicia el fototropismo, las propiedades ópticas del tejido vegetal fotosensible siguen siendo hasta ahora un misterio.
Este estudio multidisciplinario publicado en Science, que combina la experiencia de los equipos de Christian Fankhauser, profesor titular y director del Centro de Genómica Integrativa de la Facultad de Biología y Medicina de la UNIL); Andreas Schüler, jefe del grupo de Nanotecnología para la Conversión de Energía Solar en el Laboratorio de Física de la Construcción y Energía Solar de la EPFL y el Centro de Microscopía Electrónica de la UNIL, quienes descubrieron una sorprendente característica del tejido que permite a las plantas detectar señales de luz direccionales.
“Todo empezó con la observación de un mutante de la especie modelo Arabidopsis thaliana, el berro thale, cuyo tallo era sorprendentemente transparente —explicó Fankhauser, que dirigió la investigación—. Estas plantas no respondieron correctamente a la luz”. El biólogo de UNIL decidió entonces recurrir a las habilidades de su colega Schüler de la EPFL para seguir comparando las propiedades ópticas específicas de las muestras mutantes con las de tipo salvaje.
“Todo empezó con la observación de un mutante de la especie modelo Arabidopsis thaliana, el berro thale, cuyo tallo era sorprendentemente transparente —explicó Fankhauser, que dirigió la investigación—. Estas plantas no respondieron correctamente a la luz”. El biólogo de UNIL decidió entonces recurrir a las habilidades de su colega Schüler de la EPFL para seguir comparando las propiedades ópticas específicas de las muestras mutantes con las de tipo salvaje.
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