CARACAS. – El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció el domingo 21 de julio que no buscará la reelección en 2024, una decisión que ha abierto paso a interrogantes sobre el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela. Su vicepresidenta, Kamala Harris, asumió el desafío de liderar al Partido Demócrata en las próximas elecciones, aunque su apoyo dentro del partido aún no está garantizado.
Esta decisión, según reseña Efecto Cocuyo, se produce en un momento crítico, con las elecciones presidenciales de Venezuela programadas para el 28 de julio. La posibilidad de una victoria de Donald Trump, conocido por su postura de mayor confrontación hacia el régimen de Nicolás Maduro, plantea interrogantes sobre cómo cambiarían las relaciones bilaterales si Trump regresara al poder.
El politólogo e internacionalista venezolano, Luis Peche, considera que la renuncia de Biden no alterará significativamente la política estadounidense hacia Venezuela. «Las decisiones ya están tomadas. La elección en Venezuela está estratégicamente programada para que, independientemente de quién asuma la presidencia de Estados Unidos, el curso de acción hacia Venezuela esté definido», afirma.
Durante el mandato de Biden, se apostó por la negociación, lo que permitió cierta estabilidad en las relaciones bilaterales. Sin embargo, Peche advierte que una posible victoria de Trump podría revertir esta tendencia, intensificando las tensiones entre ambos países.
Por otro lado, el internacionalista, Iván Rojas Álvarez, destaca que la política de sanciones de Biden ha sido constante, con algunas excepciones para fomentar el diálogo. «A pesar de los esfuerzos por negociar, las sanciones permanecen y podrían reforzarse dependiendo del resultado electoral en Estados Unidos», señala. Además, menciona que los acercamientos diplomáticos de Biden han sido discretos pero continuos, buscando crear un espacio de diálogo con el dictador Maduro sin ceder en las sanciones principales, lo cual ha mantenido una presión sostenida sobre el régimen chavista.
La también internacionalista, Amara Lopes, comenta que la salida de Biden genera incertidumbre sobre la continuidad de las actuales políticas hacia Venezuela. «Esto podría llevar a una pausa en las negociaciones en curso y en la implementación de acuerdos recientes», explica.
La política de Biden ha sido de diálogo directo con Maduro, mientras ha mostrado apoyo a figuras opositoras como María Corina Machado y Edmundo González. Lopes subraya que las conversaciones podrían ralentizarse hasta que se definan las elecciones en ambos países. «Es probable que Maduro mantenga el diálogo con la administración Biden hasta las elecciones, pero es incierto si las negociaciones actuales continuarán con el mismo ímpetu», advierte.
En el contexto económico, la política energética también juega un papel crucial. Biden ha buscado moderar las sanciones relacionadas con la exportación de petróleo para permitir ciertas transacciones que beneficien al pueblo venezolano sin fortalecer al régimen de Maduro. Este enfoque podría cambiar drásticamente con una administración Trump, que anteriormente impuso sanciones más severas en un intento de asfixiar económicamente al régimen venezolano.
Además, el tema migratorio sigue siendo de gran importancia. Bajo la administración Biden, se han implementado medidas para proteger a los venezolanos en Estados Unidos, como el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés), que permite a los venezolanos vivir y trabajar en Estados Unidos temporalmente. Este programa podría estar en riesgo si Trump vuelve al poder, dado su historial de políticas migratorias más estrictas.
El resultado de las próximas elecciones en ambos países será determinante para el futuro de estas relaciones bilaterales, con posibles cambios significativos dependiendo de quién asuma la presidencia en Washington, así como que el resultado de los comicios programados en Venezuela para el 28 de julio sea aceptado, si el oficialismo resultara derrotado en las urnas.
FUENTE: Con información de Efecto Cocuyo