Robert Palombo, agente de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), tardó más de una década en capturar a la Madrina de la Cocaína, también conocida como la Viuda Negra o la Dona Gris, la Gorda o la Gordita. El operativo estrechó el cerco hasta dar con el paradero de aquella capo de la droga, que convirtió el sur de Florida en una auténtica carnicería durante las guerras de la cocaína de los años 80.
Por La Razón
Era febrero de 1985. Y Griselda Blanco se encontraba en el interior de una casa adosada en la localidad acomodada de Irvine, en el sur del estado de California. Una residencia que servía como piso franco. Mientras subía las escaleras, Palombo esperaba encontrarse con una gánster estilo Tony Montana, empuñando un arma automática o acariciando un gato. En cambio, al abrir la puerta del dormitorio, el agente se topó con un ama de casa leyendo la Biblia.
«Hola, Griselda. Por fin nos conocemos», dijo. «No, mi nombre es Betty», repuso la mujer. Sin embargo, sus pertenencias, esparcidas por la residencia, entre las que se contaban un pasaporte falso y un revólver de calibre 38, daban cuenta de su verdadera identidad.
Ahora, la actriz colombiana-estadounidense Sofía Vergara ha rescatado para Netflix el personaje de la sanguinaria Griselda Blanco, a la que interpreta en la serie Griselda de la mano de los productores de Narcos. Los seis capítulos, lanzados el pasado 25 de enero, cuentan el recorrido de esta pionera del negocio de la droga a lo largo de las décadas de los 70 y los 80, fechas en las que trasladó su base de operaciones a Miami desde su Colombia natal.
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