“Es una situación gravísima que compromete al Estado venezolano, pues constituye una ruptura del derecho internacional”, al desconocer la figura milenaria del asilo político, y es violatoria de lesa humanidad contra la propia sede diplomática del país austral, según el diplomático Milos Alcalay.
El régimen de Maduro, además de no conceder el salvoconducto, ha sometido a permanente asedio a los dirigentes que buscaron refugio en la embajada un mes antes, tras la represión sin precedentes contra la oposición. Mantiene a la sede diplomática rodeada de agentes de inteligencia armados y sin servicios básicos de agua y luz que deja a los dirigentes muchas veces sin comida. También ha ocupado por la fuerza las casas aledañas, en los últimos días.
Maduro viola derecho de asilo
Para el embajador y exrepresentante permanente de Venezuela en Naciones Unidas, “esto es un comportamiento arbitrario y violatorio del derecho internacional público, que deja muy mal parado a un régimen que incumple una de las normas más sagradas, que es el respeto a la dignidad humana que da el derecho de asilo, que el Estado venezolano tiene que cumplir y no lo está cumpliendo”.
Señala que se incumple la Convención de Viena y la Convención de Asilo de Caracas de 1954, al no dar el salvoconducto.
Refiere que así como los funcionarios del régimen, Jorge y Delcy Rodríguez, otorgaron en la embajada de España el salvoconducto al electo Edmundo González para que se fuera del país hacia Madrid, donde se encuentra, también el exembajador Celso Amorín, en representación del presidente de Brasil, Lula da Silva, ofreció un avión militar. “Pero Maduro lo negó y sigue sin conceder el salvoconducto”. Según Alcalay, la posición actual del régimen contrasta y contradice la defensa del asilo en otros casos.
Citó los episodios del entonces vicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, aliado del expresidente izquierdista, Rafael Correa, quien buscó asilo en la embajada de México y cuyo caso ocasionó una crisis diplomática que Maduro defendió. También, el caso del expresidente de Honduras, Manuel Zelaya, quien se refugió en la embajada de Brasil en 2009, tras ser derrocado y expulsado de su país. “Allí el mismo Maduro lo acompañó, violando el derecho internacional, como también lo hizo cuando aplaudía el asilo a Evo Morales”.
“No se puede considerar el tema como se le dé la gana”, advierte el diplomático. “Hay normas que se aplican a todos por igual. No se pueden condenar los riesgos de incumplir la Convención de Viena dependiendo si conviene a uno u otro lado. Otro elemento es que es mejor garantizar el derecho aunque no lo necesites, porque se puede necesitar mañana”, dijo.
¿Asilados sin protección?
La situación evidencia además la desprotección de los seis asilados en la embajada, a la luz del derecho internacional. Maduro cortó relaciones diplomáticas con Argentina en septiembre pasado, luego de que el presidente Javier Milei cuestionó el fraude electoral del 28 de julio. Y también revocó a Brasil la autorización para asumir la custodia de los asilados que ejercía, a petición del Estado argentino.
En los últimos días ha crecido la presión internacional y se esperaba que Argentina interviniera ante el Consejo Permanente de la OEA, en sesión extraordinaria de este 11 de diciembre, para exponer la situación de los asilados en su embajada.
“Argentina ha elevado su voz en Viena, en La Haya ante la CPI y de no haber una respuesta cónsona no me extraña que junto con otros países democráticos recurra ante la Asamblea General de la ONU, pero más grave aún sería que acuda al Consejo de Seguridad de la ONU que es el único organismo internacional que tiene en su potestad el derecho del uso de la fuerza”.
Al abordar las circunstancias diplomáticas que existen en torno a la embajada de Argentina, explicó la difícil situación en que se encuentran los asilados Pedro Urruchurtu, Magalli Meda, Omar González, Claudia Macero y Humberto Villalobos, colaboradores de Machado, y con ellos el exministro Fernando Martínez Mottola, asesor de la Plataforma Unitaria.
Una circunstancia que también pesa sobre la responsabilidad del régimen venezolano.
Responsabilidad de Venezuela
Afirma que existe una inmunidad diplomática que defiende el espacio diplomático y protege dentro de la embajada no solo los bienes y a las personas, sino también a los asilados. “Y aun cuando los gobiernos de Milei y de Lula da Silva no están en los mejores términos, está la visión humanitaria del Estado brasileño de Itamarai —y no solo de Lula— de aceptar representar a esas personas”.
Brasil, a pesar de habérsele revocado la custodia, no puede dejar de representar a los seis asilados hasta que Argentina encuentre un tercer país que cumpla la protección jurídica que aquel ha asumido, explica el diplomático.
Y se pregunta de inmediato ¿qué país democrático del Hemisferio puede hacerlo?
“Canadá no tiene relaciones diplomáticas, como tampoco Estados Unidos, Chile, ni Perú, ni Ecuador, ni Costa Rica, ni Panamá, porque Maduro rompió con todos estos. Entonces ¿quién va a representar los intereses asilados? ¿Cuba, Nicaragua?, ¡por Dios! ¡Es algo absurdo!”, señala.
“Brasil quiera o no, y no Lula, es el Estado que con una perseverancia permanente no pierde reunión bilateral o multilateral donde Brasil no exija a Venezuela el cumplimiento y salvoconducto”, recuerda Alcalay.
Además, agrega otro dilema sobre la protección de los asilados: “El problema que hay es que embajada que se acerque a la sede de Argentina está amenazada a una ruptura de relaciones con Venezuela, por parte del régimen”.Lo que tiene claro Alcalay es que “para el régimen sería sumamente grave continuar con su autoaislamiento”.
Mecanismos de solidaridad
Mientras se busca una solución para el otorgamiento final del salvoconducto, los opositores asilados pueden contar con mecanismos de solidaridad previstos en el derecho internacional en casos como este, según dice el diplomático.
“Hay instituciones internacionales como la Cruz Roja Internacional, la Iglesia Católica a través de Cáritas, las posiciones de las ONG de derechos humanos que tendrían que asumir en este caso, si se pudiera, como ha ocurrido en otros países, pero en definitiva Argentina sigue elevando su voz por los asilados”, señala.
La situación de los opositores venezolanos, para Alcalay, demuestra “la debilidad del régimen”. ”Un guapetón frente al derecho internacional público no muestra fortaleza”.
Y añade: “Nos regimos por las normas del derecho internacional. Aunque desde el punto de vista emocional quisiéramos que todos los Estados exigieran la liberación de estas personas que se han convertido en rehenes, como si estuviésemos frente a los Piratas del Caribe, no podemos pretender que Brasil opere.
“Lo que hay que hacer es resaltar el incumplimiento, mientras hay mecanismos de solidaridad ante esto”, sentencia.
FUENTE: Entrevista a Milos Alcalay, diplomático