Un “control de daños” o planteamientos de dilemas a la oposición, son parte de las interpretaciones que los consultores políticos le han dado a las recientes declaraciones del diputado Nicolás Maduro Guerra, hijo del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, a solo cuatro días de las elecciones presidenciales que mantienen en vilo al país.
Maduro Guerra, músico y economista de 34 años, miembro de la delegación oficialista en las negociaciones con la oposición en Barbados, dijo en una entrevista a El País de España publicada el miércoles que “si Edmundo (González Urrutia) gana, entregamos y seremos oposición, listo”.
Sin embargo, Maduro Guerra, que no es descartado como un eventual sucesor de su padre en el futuro, también afirmó que la coalición gobernante ganará las elecciones, aunque dijo no querer ser triunfalista.
González Urrutia, un embajador retirado de 74 años, respaldado por la líder María Corina Machado, ganadora de la primaria presidencial opositora, pero inhabilitada para ejercer cargos públicos, es considerado favorito, pero el oficialismo insiste en que Maduro es quien lidera las encuestas.
El presidente Maduro, que busca su tercer mandato, dijo la semana pasada a sus simpatizantes en un mitin en una zona popular de Caracas, que “si no quieren que Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fratricida producto de los fascistas” debían garantizar el más grande éxito de la historia electoral del pueblo.
Esas declaraciones causaron preocupación en quien ha sido un aliado del chavismo, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva.
“Me asustaron los comentarios de Maduro de que Venezuela podría enfrentar un baño de sangre si pierde”, dijo Lula. “Maduro necesita aprender que cuando ganas, te quedas; cuando pierdes, te vas”.
«Yo no dije mentiras, sólo hice una reflexión. El que se asustó que se tome una manzanilla porque este pueblo de Venezuela está curado de espanto y sabe lo que estoy diciendo. En Venezuela, va a triunfar la paz, el poder popular, la unión cívico-militar-policial perfecta», afirmó Maduro este martes sin precisar si se trató de una réplica a Lula.
Pero, ¿cómo leer las declaraciones del hijo de Maduro en un contexto de tanta complejidad?
Para Ricardo Ríos, analista de entorno y presidente de la consultora Poder y Estrategia, si la disposición de entregar el poder en caso de perder es real, el planteamiento pudiera estar vinculado con las negociaciones en curso y la posibilidad de abrirse a una transición.
“Se trata de la coalición gobernante y esto pudiera ser un indicativo de una fractura de la coalición o que la coalición entera está dispuesta a propiciar una transición”, dice consultado por VOA.
Otra interpretación podría estar orientada al intento de fomentar una narrativa democrática ante los “errores” del chavismo en cuanto a la represión contra la campaña opositora.
Varios hoteles, posadas y restaurantes han sido sancionados y cerrados por el organismo de fiscalización tributaria del país, luego de haber ofrecido sus servicios a dirigentes opositores.
“Podría ser una operación de narrativa democrática, tratando de hacer control de daños de errores en horas recientes, como la declaración del baño de sangre. Fue un error político, incluso a lo interno del chavismo, porque está mandando un mensaje muy dañino a la Fuerza Armada que seguramente no está monolíticamente dispuesta a una represión masiva”, opina.
A juicio de Ríos la mejor solución para el país son resultados electorales transparentes, un objetivo que puede ser alcanzado mediante dos factores: testigos de mesa y resultados publicados detalladamente por el Consejo Nacional Electoral.
José Vicente Carrasquero, consultor en Opinión Pública y Campañas Electorales en América Latina, coincide en que las declaraciones de Maduro Guerra pueden ser evaluadas como un control de daños.
“La declaración del baño de sangre no solamente molestó a Lula, causó estragos desde el punto de vista internacional a la ya deteriorada imagen del régimen”, estima.
Carrasquero no descarta que las declaraciones guarden relación con las negociaciones “que van a venir después” y opina que el tiempo de negociar con poder del actual mandatario venezolano “ya pasó”.
“Ya no tiene nada que negociar desde el punto de vista de lo que él puede dar y recibir. Lo que queda es demostrar buenas conductas”, considera.
En junio, ocho de los 10 aspirantes presidenciales firmaron un acuerdo de reconocimiento de resultados de la elección presidencial del 28 de julio en Venezuela. González Urrutia, lo descartó argumentando que el punto ya está contemplado en el punto 12 del acuerdo sobre garantías electorales firmado en Barbados que, sostiene, ha violado el gobierno.
Desde entonces, el oficialismo ha acusado a la oposición de tener intenciones de denunciar un fraude y de estar organizando planes violentos para el domingo próximo.
La oposición, que denuncia una represión sistemática y ventajismo electoral por parte del Estado, insiste en que se mantiene en la ruta electoral para lograr una transición democrática en el país.
En días recientes han aumentado las detenciones de militantes y personas que han ofrecido servicio logístico y técnico para el desarrollo de la campaña presidencial, por ejemplo, aquellos que alquilan camiones o cornetas utilizadas para que la oposición transmita su mensaje durante los mítines.
De acuerdo al Foro Penal, al menos 77 personas han sido detenidas desde el inicio oficial de la campaña electoral el 4 de julio.
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