Soldados israelíes avanzando desde el norte de la Franja de Gaza hacia el sur donde esperan encontrar una dura resistencia de Hamas. (REUTERS/Ronen Zvulun)
No eran todavía las seis de la mañana del viernes en Israel cuando comenzaron a sonar las sirenas en la ciudad de Sderot. La señal clara de que se había roto el cese al fuego. La batería de defensa logró interceptar el misil lanzado desde Gaza. Diez minutos más tarde se reportaban duros combates entre milicianos de la Brigada Al Qassam de Hamas y soldados israelíes en la zona de Sheik Radwan y sobre la estratégica ruta de Salah a Din, en la periferia sur de la Ciudad de Gaza.
GUSTAVO SIERRA // INFOBAE
Al mismo tiempo despegaban los aviones israelíes y lanzaban su primera ronda de proyectiles sobre una columna de terroristas que estaban tomando posiciones. Tras una semana de intercambio de rehenes y prisioneros, se reanudó la guerra que de acuerdo a Estados Unidos “no puede ser de meses, sino semanas” y que según el primer ministro Benjamin Netanyahu “tomará el tiempo que tiene que tomar hasta la victoria”.
A la administración Biden le preocupa cada vez más que una próxima ofensiva israelí en el sur de Gaza provoque miles de víctimas civiles palestinas más, desbarate nuevas liberaciones de rehenes e interrumpa el creciente flujo de ayuda humanitaria, lo que provocaría un aumento de las críticas nacionales e internacionales que tachan a Washington de cómplice de las acciones de Israel. Unas horas antes había estado en Tel Aviv el Secretario de Estado, Antony Blinken, y según la prensa israelí le dijo a Netanyahu que “la forma en que lucharon en el norte no se puede repetir en el sur”. A lo que Netanyahu contestó que “prometimos eliminar a Hamas y nada nos detendrá”.
Si bien en público, Biden y algunos funcionarios de su administración relativizaron las cifras de muertos dadas por el ministerio de Salud de la Franja de Gaza dominado por Hamas, en privado coinciden con el número de casi 15.000 muertos desde que comenzó la guerra tras el golpe terrorista del 7 de octubre que dejó, a su vez, 1.200 fallecidos del lado israelí. Y atribuyen esta altísima cifra de víctimas en tan pocos días al uso indiscriminado por parte de Israel de bombas y misiles de excesivo calibre para el combate urbano.
“Está más allá de todo lo que he visto en mi carrera”, dijo Marc Garlasco, asesor militar de la organización holandesa PAX y ex analista de inteligencia del Pentágono. Para encontrar una comparación histórica de tantas bombas de gran tamaño en un área tan pequeña, dijo, tal vez “tengamos que remontarnos a Vietnam, o a la Segunda Guerra Mundial.” Garlasco es uno de los expertos que calculó las bajas y el tipo de armamento utilizado en la primera fase de la ofensiva en Gaza. Se utilizaron bombas de 1.000 kilos cuando regularmente el ejército estadounidense utilizó unas de 250 a 500 kilos cuando luchó contra el ISIS en la ciudad de Mosul, Irak, en 2014. Y esto hizo que el 67% de las víctimas de Gaza sean mujeres y niños. “Y hay que tener en cuenta que una organización como Hamas no tiene mujeres combatientes, son sólo hombres”, explicó Garlasco. Los generales israelíes explican que se tuvieron que utilizar este tipo de armamento para luchar contra un grupo terrorista de 30.000 milicianos que se esconden en túneles. “Nunca nadie antes tuvo que pelear con enemigos que se esconden todos y todo el tiempo a cien metros bajo tierra debajo de los hospitales y escuelas”, dijo un asesor militar israelí a la televisión de su país.
“Hemos dejado claro a los israelíes que no les apoyamos en sus operaciones en el sur a menos que tengan un plan para hacer frente al aumento de la población civil”, fue la explicación del portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby, cuando habló con los periodistas en Washington el viernes. El Pentágono está presionando para que se establezcan límites operativos estrictos en torno a lo que un funcionario denominó “zonas de desconflicto”, donde los civiles pueden ser “inmunes a la actividad cinética”, incluidas instalaciones de la ONU, hospitales y escuelas donde los desplazados de Gaza han buscado refugio. “La noción básica”, abundó Sullivan en el programa “Face the Nation” de la CBS, es que “las operaciones militares que siguen deben aprender las lecciones del norte para aplicarlas en cualquier otra empresa. Eso es algo que hemos estado discutiendo largamente con los israelíes”.
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