Existe una figura religiosa a la que bandas del crimen organizado en México y Centroamérica ven como su patrona y protectora: la Santa Muerte.
Sentada en su trono o de pie con su guadaña, la figura femenina en forma de esqueleto es considerada por sus devotos como maldita y bondadosa, dadora de protección y clave en el paso de la vida a la muerte.
Muchos la asocian con el crimen organizado por ser objeto de devoción de narcotraficantes en México y Sudamérica y de pandilleros en Centroamérica, quienes han levantado altares en honor a la deidad pidiéndole protección y gracia.
En El Salvador fue descubierto recientemente un santuario dedicado a la Santa Muerte en un operativo en el interior de un bar capitalino. Además de hallar posibles víctimas de explotación sexual, los fiscales también encontraron dos figuras de la deidad que tenían a un costado una copa con alcohol.
Las mismas figuras fueron halladas en una casa en la ciudad de Guatemala. Las autoridades de ese país investigaban a varias personas sospechosas de extorsión. Ambos encuentros han tenido algo en común: que los altares fueron encontrados en lugares investigados por sus vínculos con el crimen organizado.
“En El Salvador, la adoración a la Santa Muerte se ha visto vinculada principalmente a la pandilla 18. Estos grupos pandilleriles han evocado este ser mitológico como una forma de protección, con la creencia de que esta figura los librará de los ataques de los enemigos, de las balas o la muerte”, explica a la Voz de América Marvin Reyes, quien fue policía por 20 años y ahora es dirigente de un movimiento de policías.
El Salvador, Guatemala y Honduras han sido territorios dominados por las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18 durante años. Han controlado las extorsiones y el tráfico ilícito. También han desaparecido y asesinado a quienes incumplieron sus leyes.
Según Reyes, la Santa Muerte no es solo adorada por estos grupos que le rinden ofrendas de sangre, de muerte o ritos de iniciación. También una parte de la población civil la considera indispensable en la transición de la vida a la muerte.
“Hay otras personas de la población civil que la ven como una figura que domina el mundo de la muerte, las situaciones de peligro o la suerte”, agrega el expolicía.
La Santa Muerte es originaria de México donde también le llaman Nuestra Señora de la Santa Muerte o la Niña Blanca. Representa a la muerte en forma de esqueleto y sus devotos le piden protección, curación, riqueza y una entrega segura al más allá.
En su mano lleva una balanza de color blanco, y en el hombro una guadaña o hacha. Las hay de diversos colores: blanco, negro o con las siete potencias que incluyen colores como el rojo, el violeta y el amarillo.
Los vendedores de estas estatuas señalan que cuando se inician los cultos es imposible salirse hasta que la Santa Muerte lo decida. También se le ofrendan rezos, veladoras, agua, alcohol y alimento. Los precios varían según los tamaños, pero oscilan entre los 20 dólares y los 200 dólares.
Pero este culto ha sido rechazado por una parte de la cristiandad en México.
A finales de abril fue difundido un mensaje de la Iglesia católica mexicana que señalaba de “dañina” la propagación de una «cultura de muerte».
“No podemos ignorar la preocupante realidad que enfrenta nuestra sociedad con la implementación de una cultura de muerte y violencia a través de la narco cultura (…) imágenes violentas, cultos distorsionados como el de la Santa Muerte y amedrentamientos”, se lee en un mensaje de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
Según InSight Crime, fundación especializada en el crimen organizado y seguridad ciudadana en América Latina y el Caribe, en las últimas dos décadas, la Santa Muerte se ha expandido significativamente fuera de México llegando a unos 12 millones de seguidores.
Estados Unidos, Guatemala, El Salvador, Honduras, Colombia, Ecuador y Perú son solo algunos de esos países donde se practica el culto a la Santa Muerte.
“Es posible que la violencia que el crimen organizado ha traído a algunas partes de Latinoamérica, también haya ayudado a la expansión de la Santa Muerte”, explica Mario Saiz, de InSight Crime.
La Santa Muerte no es la primera ni la única deidad asociada a la cultura criminal: la santería practicada por bandas criminales en el Caribe, y la adoración a santos populares como San Simón, una deidad maya, fumador y bebedor que «saca a la gente de la cárcel» o San Judas Tadeo, que también fue popular entre los carteles colombianos de los años 80 son solo algunos ejemplos.
«Si bien la devoción a la Santa Muerte por parte de narcotraficantes mexicanos no es un fenómeno nuevo, el hallazgo de un altar en El Salvador resalta cómo esta religión sigue siendo popular entre las organizaciones criminales de Latinoamérica», agrega InSight Crime.
El Salvador se halla en un régimen de excepción desde hace dos años y medio con el que busca erradicar a las pandillas de los barrios. Más de 90.000 personas han sido capturadas durante la medida. Pese a ello, hay posibles bandas criminales cuya figura de devoción es la Santa Muerte.
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