Detalle de células cancerígenas DREAMSTIME
El sistema inmunológico es el escudo más eficaz que tenemos para luchar frente a virus, bacterias y enfermedades graves, de ahí que desentrañar su funcionamiento se convierta en uno de los mayores desafíos de la ciencia. Y ahora se ha logrado dar un gran avance científico, ya que investigadores de la Universidad de Monash, en Australia, han descifrado el código detrás de IKAROS, una proteína esencial para el desarrollo de las células inmunitarias y la protección contra patógenos y el cáncer.
Por larazon.es
Esta investigación disruptiva, dirigida por el profesor Nicholas Huntington del Biomedicine Discovery Institute de la Universidad de Monash, está preparada para remodelar nuestra comprensión de las redes de control genético y su impacto en todo, desde el color de ojos hasta la susceptibilidad al cáncer y el diseño de terapias novedosas.
El estudio, publicado en Nature Immunology, promete conocimientos fundamentales sobre los mecanismos que nos protegen contra infecciones y tumores. Cuando el factor de transcripción Ikaros/Ikzf1 fue obstruido deliberadamente, ya sea en modelos preclínicos o en humanos, la poderosa actividad de las células dañinas naturales (NK), las guerreras de primera línea de nuestro sistema inmunológico, se desplomó.
Futuro prometedor
Este descubrimiento abre la puerta a la perspectiva de posibles nuevas terapias contra el cáncer. Las células NK, nuestra primera línea de defensa contra patógenos y amenazas internas como el cáncer, podrían fortalecerse mediante terapias que mejoren su capacidad de matar apuntando a la biología de Ikaros y JUN/FOS.
El profesor Huntington asegura que los medicamentos dirigidos a Ikaros/Aiolos ya han recibido la aprobación de la Agencia del Medicamento Americana, (FDA por sus siglas en inglés) y de la Administración de Productos Terapéuticos (TGA) local para el tratamiento de células malignas de células B “pero hasta ahora no hemos entendido cómo funcionan exactamente estos medicamentos. Ahora, gracias a este trabajo se podrían desarrollar nuevos fármacos dirigidos a estos complejos que puedan ofrecer una farmacología diferenciada y un índice terapéutico para el tratamiento de enfermedades graves“, avanza el investigador. De hecho, hay que destacar que el equipo del profesor Huntington pudo demostrar que Ikaros tenía un papel conservado en las células B sanas y, por tanto, potencialmente en los cánceres de células B, lo que resulta muy esperanzador.
Detalles del estudio
En concreto, la pérdida de este factor de transcripción en las células NK resultó en una desregulación generalizada del desarrollo y la función de las células NK, impidiendo su capacidad para reconocer y matar células infectadas por virus y eliminar de la circulación las células tumorales metastásicas. Se descubrió así que Aiolos/Ikzf3 y Helios/Ikzf2, miembros de la familia relacionados, compensaban parcialmente la pérdida de Ikaros, por lo que cuando se inhibieron varios miembros de la familia IKZF, las células NK sufrieron una muerte rápida. Mecánicamente, se descubrió que Aiolos e Ikaros se unen y activan directamente a la mayoría de los miembros de la familia JUN/FOS, factores de transcripción conocidos por sus funciones esenciales en el desarrollo de embriones humanos y la función de los tejidos.