La Policía de Investigaciones (PDI) de Chile informó el jueves de la detención de otros cuatro sospechosos por su responsabilidad en los megaincendios de febrero en la costera Valparaíso, que dejó más de 130 muertos, unos 16.000 damnificados y 8.500 hectáreas de vegetación destruidas.
Los detenidos son un bombero y tres personas vinculadas a la Corporación Nacional Forestal (Conaf), con lo que llegan a siete los individuos identificados y encarcelados por los voraces incendios iniciados el 2 de febrero de 2024 en las turísticas localidades de Valparaíso y Viña del Mar, que cobraron la vida de 136 personas.
Según detalló la policía, los individuos serían parte de una organización criminal dedicada a la generación de incendios y estarían involucrados en una veintena de incendios forestales, entre ellos el que azotó la costera región el pasado febrero.
El siniestro generó “la capacidad de poder crear equipos de trabajo dedicados exclusivamente a la investigación de este delito de incendio, que tiene una complejidad mayor dado que hay que establecer muchos medios de pruebas para determinar su autoría», dijo en una rueda de prensa la subdirectora de la PDI, Consuelo Peña.
Por su parte, el fiscal especializado de Incendios, Osvaldo Ossandón, precisó que la red criminal actuaba por lo menos desde 2021 con el objetivo de provocar incendios forestales en la Reserva Nacional Lago Peñuelas — un reservorio de agua dulce que suministra agua potable a Valparaíso y Viña del Mar — para que así “sus servicios fueran requeridos”.
“La motivación es que sus servicios sean requeridos, esos servicios obviamente son remunerados y aparentemente podría ser eso los móviles”, afirmó Ossandón.
Tres personas — un bombero voluntario, un exbrigadista y un trabajador del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) — fueron anteriormente detenidas, acusadas de ser los autores materiales del devastador incendio del pasado febrero, considerado la mayor tragedia en Chile desde el terremoto de magnitud 8,8 del 27 de febrero de 2010, que dejó más de 500 muertos.
El fuego empezó el 2 de febrero en la mañana en cuatro focos simultáneos en el Parque Natural del Lago Peñuelas y se propagó rápidamente a los cerros que rodean Viña del Mar y otras localidades, debido a los fuertes viento y temperaturas extremas. Las llamas también saltaron a las ciudades de Quilpué y Villa Alemana, todas ubicadas en Valparaíso, a unos 100 kilómetros al noroeste de Santiago.
La alta densidad poblacional en terrenos de difícil acceso, sumada a la prolongada sequía en Chile, dificultaron las tareas de extinción, por lo que la región ardió durante varios días. Los incendios forestales son un problema habitual durante la temporada seca en el país sudamericano, que suele extenderse entre noviembre y marzo, ya que la combinación de altas temperaturas y sequedad contribuyen a un mayor riesgo de fuego.
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