La dictadura de Nicaragua, a través del Ministerio de Exteriores, arremetió contra la santa sede del Vaticano, al que tildó de «depravado» y «pedófilo», después de que el obispo nicaragüense Rolando Álvarez, despojado de su nacionalidad por «traidor a la patria» y posteriormente desterrado a Roma, haya dado una entrevista sobre su experiencia cuando se cumple un año de su excarcelación.
El régimen de Daniel emitió un comunicado condenando las «irresponsables e irrespetuosas» declaraciones del obispo, al que también ofendió en el comunicado afirmando que fue desnacionalizado por «promoción de crímenes, políticamente instigados» y «constantes llamamientos a romper la paz, con todo tipo de violencia, falsedades y planificadas calumnias, infringiendo sufrimiento y dolor (…)» al país.
«Sin ninguna autoridad política supranacional, el Estado Vaticano pretende disponer sobre cargos y poderes que otorgan, en Nicaragua, a personas que dejaron de ser nicaragüenses (…) Nada autoriza al Estado Vaticano, que debe regirse por las normas del Derecho Internacional, y el respeto a los gobiernos e instituciones nacionales, a otorgar nombramientos de cualquier tipo, en el territorio soberano y digno de nuestra Nicaragua», expresa el comunicado de la dictadura, desvirtuando la realidad por la que pasó el obispo durante sus últimos años en Nicaragua.
La serie de insultos también salpicó al Vaticano acusándolo de «continuar el expolio de nuestras sagradas dignidades, creencias, potestades y riquezas materiales y espirituales, que en afán de usurpación todavía siguen desconociendo».
Estas palabras de Nicaragua llegan después de que el obispo haya concedido su primera entrevista tras su excarcelación, en la que ha asegurado que él «no está exiliado sino que» se encuentra «liberado y en la diáspora» y ha reconocido que la prisión le afectó a su salud «psicológica, emocional, psíquica y espiritual», si bien ahora dice que se encuentra al «90 por ciento».
Álvarez fue condenado a 26 años de prisión en febrero de 2023 por la supuesta comisión de delitos de conspiración, propagación de noticias falsas, obstrucción de funciones y desacato a la autoridad, y llegó a pasar más de 500 días encarcelado, se le retiró la nacionalidad por «traidor a la patria» y se exilió en Roma tras un acuerdo entre el Gobierno de Nicaragua y la Santa Sede.
FUENTE: Europa Press