Mi primera aproximación a la política argentina fue un tanto tumultuosa.
Contaba entonces creo que trece o catorce años que era la edad promedio de mis amigos… cuando apareció entre nosotros un muchachón mayor.
X apenas pasaba los veinte años y era hermano mayor de una amiga que a todos nos gustaba.
X tenía carro y venía de ser expulsado de la academia marina por borracho e indisciplinado… por la urbanización donde vivíamos X casi no tenía amigos de su edad de manera que a veces se acercaba a una barda que nos servía de oficina por las tardes.
Olvide decir que X a pesar de su afición por la bebida era un duro en el billar… tenía taco propio y solía comprar tiza y azulillo por el centro de Caracas “porque ese era mejor”.
A veces íbamos con X a un billar en Sabana Grande que era propiedad de un argentino que siempre estaba maldiciendo a Perón.
Su mejor explicación para ganar adeptos era recordar con voz de tango que “los argentinos teníamos en las reservas dos veces el presupuesto nacional… de manera que todos podíamos acostarnos a dormir dos años… hasta que llegó Perón y todo lo dilapidó”.
El día del tumulto X nos invitó a verlo jugar en Sabana Grande y estábamos en el billar cuando llegó su retador que era otro argentino… igual al dueño del negocio… pero seguidor de Perón.
Antes de comenzar la partida, el dueño del billar se acercó y con cualquier pretexto comenzó su prédica contra el general Perón.
Y en ese instante el otro argentino, que hasta ese momento se comportaba con modales de diplomático… le asestó un tacazo a su compatriota para comenzar una pelea que solo finalizó cuando una jaula de la policía aplicó “el procedimiento” consistente en radar “para la chota” a todos los presentes… menos a X que conservaba su carnet de militar.
A Petare fuimos a parar donde dormimos sobre un piso sucio… esperando que X llamara a nuestras casas para que nos sacaran de allí.
Por lo general soy noctámbulo y en medio de la mugre del calabozo me puse a conversar con el argentino peronista que compartía nuestra suerte… al tipo creo que le caí bien y comenzó a contarme “lo grande que es Perón”.
Pero aparte de hazañas reales o ficticias siempre recordaré que aquél tipo lloró cuando me contó que él era muy pobre… y que nunca recibía regalos de Reyes o Santa Claus… hasta que una Navidad tocaron la puerta de su vivienda… con un regalo de parte de Perón.
Entonces yo ignoraba lo que era populismo así que siempre recordaré aquel argentino llorando con voz de tango “por el caballito de madera que me regaló Perón.
Fin del cuento que más bien luce letra de tango pero hay más porque para mí es tango que sorpresivamente Milei ganara la primera elección del extraño sistema electoral argentino… que después en la primaria se haya impuesto el ciudadano Massa… y que ahora en la definitiva haya revivido Milei como triunfador.
Para entender esto hay que conocer al tango aunque ese gran argentino que siempre quiso ser inglés… Jorge Luís Borges… maldijera a Gardel y al tango por “feminizar la reciedumbre del cuchillero porteño”.
Milei realmente es un candidato liberal aunque según se conocen sus amistades y financistas más bien es todo lo contrario al buen candidato y seguramente antes de este triunfo a ningún padre le gustaría ese señor para yerno.
Milei prometió mucho y poco va a poder cumplir.
No solo porque muchas de sus promesas salen de la cartilla liberal “clásica” que simplifica lo imposible y es poco útil para gobernar.
Tendrá que hacer alianzas para pasar leyes “buenas” y según se estila en la Argentina y quizás en el mundo actual… tendrá que pactar con lo peor de la politiquería… pacto que contaminará su gobierno.
Ojalá y esté yo equivocado… pero para Argentina vienen tiempos más difíciles… incluso si la señora Cristina entiende y se calla un rato… porque con su actuar recuerda a don Pepe Mujica cuando comparándola con Néstor, su marido, dijo sin saber que el micrófono estaba abierto “el tuerto –apodo de Néstor Kirchner- era terco como una mula… pero la doña además es bruta”.