PINOTEPA NACIONAL.- Dos personas murieron tras el paso del huracán John por la costa del Pacífico sur mexicano, que arrancó los tejados de algunas las casas, provocó corrimientos de tierra y derribó decenas de árboles, según informaron el martes las autoridades.
John se convirtió en un huracán de gran intensidad en cuestión de horas y tocó tierra a unos 120 kilómetros al este de Acapulco, antes de convertirse en tormenta tropical tras desplazarse tierra adentro.
Evelyn Salgado, gobernadora del estado costero de Guerrero, informó el martes por la mañana hubo dos fallecidos “a causa de un deslave en su casa” en la localidad montañosa de Tlacoachistlahuaca, a 100 kilómetros de la costa y a 220 km al oeste de Acapulco, un destino turístico que fue duramente golpeado el año pasado por el paso del huracán Otis.
John tocó tierra cerca de la ciudad de Punta Maldonado a última hora de la noche del lunes como huracán de categoría 3 con vientos máximos sostenidos de 190 km/h (120 mph). A primera hora del martes se degradó a tormenta tropical, con vientos máximos sostenidos de 85 km/h, y se esperaba que se debilitara rápidamente.
“Si pegó con todo el huracán… Aires tremendos… Hay mucha lluvia, mucha agua”, dijo en un video subido a redes de madrugada Lincer Casiano Clemente, alcalde de Marquelia, uno de los pueblos costeros más cercanos a donde John tocó tierra. “No hay luz, no hay señal telefónica, nosotros nos resguardamos en casa, se nos cayeron algunas puertas, algún árbol”.
El funcionario indicó que estaban esperando que bajara la lluvia para iniciar los recorridos pero confió en que no hubiera víctimas “porque pudimos avisar con tiempo a los ciudadanos” aunque “seguro habrá afectaciones porque el viento fue demasiado fuerte”, agregó.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC por sus siglas en inglés) advirtió que el lento avance de la tormenta y sus intentos aguaceros podrían causar inundaciones repentinas y deslaves potencialmente catastróficos en algunos estados mexicanos.
Laura Velázquez, coordinadora nacional de Protección Civil, indicó que unos 100.000 usuarios de varios municipios de la zona de impacto de John se quedaron sin luz ni teléfono y que el martes ya estaban desplegados más de 16.000 militares para la atención a las zonas afectadas.
“Busquen las partes altas, protéjanse y no olviden que lo más importante es la vida; lo material se repone. Estaremos pendientes”, escribió por la noche el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en la red social X.
El NHC indicó que las intensas precipitaciones que caerán en la costa suroeste de México a lo largo de la semana podrían causar “inundaciones repentinas y deslaves significativos y posiblemente catastróficos y letales” en partes de los estados de Chiapas, Oaxaca y Guerrero.
El inesperado fortalecimiento del lunes tomó desprevenidos a científicos, autoridades y residentes de la zona, algo que el meteorólogo Matt Benz de AccuWeather atribuyó a una mayor temperatura en la superficie oceánica, la cual contribuye a que los huracanes adquieran una mayor fuerza.
En consecuencia, el incremento repentino en la intensidad de estos fenómenos se ha vuelto cada vez más común, señaló.
“Estas son tormentas que realmente no hemos experimentado antes”, declaró. “La intensificación rápida ha ocurrido con mayor frecuencia en la época moderna, en comparación con los registros históricos. Esto nos indica que algo está pasando allí”.
Los gobiernos de los estados de Guerrero y Oaxaca anunciaron que las clases del martes serán suspendidas en diversas zonas costeras.
Videos publicados en redes sociales desde Puerto Escondido mostraban a turistas en sandalias caminando bajo intensas lluvias y a pescadores que sacaban sus botes del agua. Las fuertes lluvias de los días anteriores ya habían dejado varios caminos de la región en mal estado.
Benz expresó su preocupación de que la tormenta pudiera reducir la velocidad de su avance una vez que toque tierra y se quede estática sobre la zona costera, lo que podría causar aún más daños.
La presencia del meteoro es una mala noticia para la región, que el año pasado sufrió graves daños por un huracán que también se intensificó de forma repentina.
El huracán Otis devastó Acapulco, donde los residentes recibieron pocas advertencias sobre la fuerza de la tormenta que estaba a punto de azotarlos. Los científicos dijeron que Otis —uno de los huracanes que más rápido se han intensificado entre los que se tiene registro— fue resultado del cambio en las condiciones climáticas.
Otis causó una interrupción en el servicio eléctrico de la ciudad durante varios días, dejó cadáveres desperdigados por la costa y a familiares desesperados en busca de seres queridos. Gran parte de la ciudad se sumió en la anarquía, y miles de personas saquearon tiendas y pasaron apuros para obtener agua y comida.
El gobierno de López Obrador recibió duras críticas por su lenta respuesta a Otis. Desde entonces, las autoridades se han comprometido a actuar con rapidez.
La presidenta electa, Claudia Sheinbaum, dijo que su gobierno planea trabajar en mejorar un sistema de alerta temprana, similar al que el país ya tiene para la detección de terremotos.
Se prevé que John arroje de 15 a 30 centímetros (6 a 12 pulgadas) de lluvia en áreas costeras del estado de Chiapas hasta el jueves, y mayores precipitaciones en zonas aisladas. En zonas a lo largo de la costa de Oaxaca, y hasta el sureste de Guerrero, se prevé que caigan entre 25 y 50 centímetros (10 y 20 pulgadas) de lluvia hasta el jueves, con totales más elevados en ciertas áreas.
“Probablemente se va a resentir el impacto de la tormenta desde las próximas dos semanas hasta un par de meses”, agregó Benz.
FUENTE: Con información de AP