Un avión pasa por la I-5 en una aproximación de rutina al Aeropuerto Internacional de San Diego, el 30 de noviembre de 2023. (John Francis Peters/The New York Times)
Este verano, un controlador de tráfico aéreo se presentó a trabajar ebrio y bromeó acerca de “ganar mucho dinero borracho”. Otro, sistemáticamente fumaba mariguana durante los descansos. Un tercer empleado hizo una amenaza violenta y “empujó de manera agresiva” a un colega que estaba dirigiendo los aviones.
Por: NY Times
Estos incidentes eran ejemplos extremos, pero encajaban en un patrón que revela los aspectos vulnerables más evidentes en una de los niveles de protección más importantes del sistema de seguridad de aviación en el país.
Durante los dos últimos años, los controladores de tráfico aéreo y otras personas han presentado cientos de quejas a la línea de ayuda de la Administración Federal de Aviación (FAA, por su sigla en inglés) para denunciar algunos problemas, como la peligrosa falta de personal, ciertos problemas de salud mental y los edificios en deterioro, algunos de ellos infestados de insectos y moho negro.
Hubo al menos siete reportes de controladores que se quedaron dormidos durante la jornada laboral y cinco sobre empleados que trabajan bajo la influencia de drogas o alcohol. Mediante una solicitud de registros abiertos, The New York Times obtuvo resúmenes de las quejas.
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